Narra el desarraigo

AutorFrancisco Morales V.

La cita es en la esquina de Ámsterdam y Michoacán, en la Colonia Condesa, pero al escritor Sergio Schmucler no se le ve por ningún lado. Llegó puntual, pero a otro sitio que, sin embargo, es el mismo.

El trazo elíptico de Ámsterdam le jugó una broma a la entrevista.

"La elipse mágica de esta calle es un reducto de la historia y un buen laboratorio para pensar a México", juzga desde la otra esquina de Ámsterdam y Michoacán, en la parte de la elipse más próxima a la Avenida Insurgentes.

Recién se publicó su libro El guardián de la calle Ámsterdam, la segunda de sus novelas. En ella, los grandes acontecimientos de México, y los del mundo alrededor, se miran desde una vialidad que antes de serlo fue un hipódromo y luego una pista de carreras.

Para Schmucler, nacido en 1959, quien llegó a México a los 17 años, tras el golpe de Estado de 1976 en su natal Argentina, la de su libro también es una historia de exilios.

"Las historias de arraigos y desarraigos son, personalmente, caras. Toda mi historia literaria y cinematográfica está vinculada a estos temas", reflexiona durante la charla el también director y guionista.

El nombre del niño que protagoniza la novela es Galo, heredero de una casa en la Avenida Ámsterdam que llegó a su familia a través del infortunio. Su tío abuelo fue indemnizado con ella tras perder la pierna en la construcción de lo que entonces era una nueva zona residencial.

Aquella Colonia Condesa vio llegar a judíos que escapaban de la guerra -o que sobrevivieron a ella-, a españoles republicanos, uruguayos, argentinos, chilenos.

Como si estuviera hechizado...

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