La reforma de naciones unidas: una oportunidad para el impulso a la cooperación y al derecho humano al desarrollo

AutorAlfonso Hernández Godinez; José de Jesús Becerra Ramírez
CargoProfesor de Tiempo Completo de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades; Profesor de Tiempo Completo de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de la Cienega

Profesor de Tiempo Completo de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades y miembro del Cuerpo Académico de Especialidades Jurídicas en Derecho Público del Cucienega; Actualmente realiza su tesis doctoral en el programa del Doctorado en Derechos Fundamentales en la Universidad Carlos III de Madrid.

Profesor de Tiempo Completo de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de la Cienega y miembro del Cuerpo Académico de Especialidades Jurídicas en Derecho Público del Cucienega; Actualmente se encuentra desarrollando su tesis doctoral en el programa del Doctorado en Derechos Fundamentales en la Universidad Carlos III de Madrid.

I Introducción

¿Para qué reformar la Organización de las Naciones Unidas? ¿Por qué mejorar la eficacia de la Organización en la cooperación al desarrollo? Las anteriores interrogantes han tenido en la última década una fuerte presencia en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, pero en los últimos años la insistencia para hacer realidad un cambio en la Organización ha crecido fuertemente. Se trataría de la reforma más importante desde su creación en 1945. Las iniciativas presentadas son muy ambiciosas, como deben ser todos los proyectos, y las propuestas son en varias líneas. Pero en este pequeño ensayo procuraremos centrar nuestra atención en la cooperación para el desarrollo, Claro está, sin menospreciar la gran importancia que implican otras asignaturas como la seguridad mundial. También nos inclinaremos un poco, en uno de los epígrafes, sobre los derechos humanos y el desarrollo. Para desarrollar éste último, nuestro texto de partida será un documento que trata el tema de «un concepto más amplio de la libertad: desarrollo, seguridad y derechos humanos para todos», presentado con fecha 21 de marzo de 2005, por el entonces Secretario General de Naciones Unidas.

Los antecedentes que pudieran servir para escudriñar el comienzo de los compromisos sobre la reforma de las Naciones Unidas pueden remontarse a la resolución 53/202 de fecha 17 de diciembre de 1998. En esta fecha la Asamblea General decidió convocar, como parte integrante de la Asamblea del Milenio, una Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas. Dos años más tarde, el 6 de septiembre del 2000 comenzaba la apertura de la Cumbre, misma que se llevó a cabo en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.

Es precisamente la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, celebrada en el año 2000, donde el desarrollo adquiere un protagonismo muy importante entre los líderes del mundo. Lo anterior, a partir de una serie de Objetivos de Desarrollo del Milenio. Estos objetivos están constituidos para reducir la pobreza, la enfermedad, el analfabetismo, la degradación del medio ambiente y la discriminación contra la mujer para el año 2015.

Para alcanzar los anteriores objetivos es necesario que las Naciones Unidas se reinvente, se revitalicen las estructuras actuales y se creen otras que garanticen llegar al 2015 con las metas, sino cumplidas, si en vías de ejecución. Y aquí es donde se justifica la necesidad de reformas a las Naciones Unidas. En efecto, en un mundo menos seguro y con mayores desigualdades es necesario que las organizaciones cambien, se adapten a las nuevas realidades, a los nuevos desafíos del Milenio.

Cualquier cambio no se entendería, sin considerar que dicha reforma procura ser más eficaz en los programas de cualquier Organización, por eso, ante la interrogante de ¿por qué mejorar la eficacia de la Organización en la cooperación al desarrollo? Las respuestas pueden ser muchas, pero en una Organización internacional la credibilidad a sus instituciones y la legitimidad que pueden irradiar entre todos los Estados miembros es sumamente importante. Además, toda Organización debe ser muy celosa para que sus programas no se consideren sobre papel mojado y que la eficacia de sus objetivos se cumplan.

Todos los intentos de reformar una Organización y la búsqueda de la eficacia de los programas, siempre serán bienvenidos. Es cierto que debemos ser cautelosos sobre las metas propuestas, pero aún así debemos ser optimistas a los nuevos planes, sin que ello signifique no ser críticos.

Parece que la globalización en la que está inmerso el mundo justifica la cooperación. Y la tendencia debe ser en sentido de aumentar dicha cooperación y no disminuirla, pues nuestra realidad confirma que existen muchos Estados o regiones necesitados de la misma. Con la globalización las desigualdades llegaron de la mano, hoy somos testigos de que la riqueza se concentra en muy pocas manos, mientras que la pobreza sigue avanzando como la humedad. La pobreza no es un fenómeno causal, y los pobres no necesariamente son los responsables de su situación. Para disminuir la creciente pobreza es imperativo que exista la cooperación.

Cooperar significa obrar juntamente con otros para metas o fines en común. La cooperación internacional para el desarrollo es un «conjunto de actuaciones realizadas por actores públicos y privados, entre países de diferente nivel de renta, con el propósito de promover el progreso de los países del Sur para que sea más equilibrado en relación con el Norte, además de sostenible».1

La cooperación internacional para el desarrollo puede tener un origen público o privado, y las vías de ejecución pueden ser bilaterales, multilaterales y descentralizadas. Las formas como puede presentarse la cooperación son de diversas formas como: 1) Preferencias comerciales; 2) Ayuda financiera; 3) Asistencia técnica; 4) Cooperación científica y tecnológica; 5) Ayuda alimentaría; 6) Ayuda humanitaria y de emergencia, etc. Pero, en cualquier caso lo que debemos destacar es que la ayuda oficial para el desarrollo tiene un elemento de donación del 25% y los recursos tienen el carácter de públicos.

II La Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas

En todo proyecto de reforma debe existir un punto de partida en donde se establezcan objetivos, metas e indicadores por alcanzar. La Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas del año 2000 tiene el anterior propósito. Además, se afirma literalmente la necesidad de fortalecer a las Naciones Unidas. Y es justamente a partir de este momento donde inicia el camino por reformar a las Naciones Unidas, para cumplir con los ocho principales objetivos del Milenio que se han planteado. Sin reforma, los objetivos difícilmente pueden cumplirse.

A continuación nos referiremos a los objetivos del Milenio, pero sólo a aquellos que tengan relación directa con el desarrollo2. Comenzamos por señalar que en el apartado de los valores y principios de la resolución se dice que es «responsabilidad común la gestión del desarrollo económico y social en el mundo, lo mismo que en lo que hace a las amenazas que pesan sobre la paz y la seguridad internacionales, debe ser compartida por las naciones del mundo y ejercerse multilateralmente. Por ser la organización más universal y más representativa de todo el mundo, las Naciones Unidas deben desempeñar un papel central a ese respecto». Lo que debemos destacar de este valor-principio es la necesidad de gestionar el desarrollo económico en el mundo, lo anterior sólo puede ser posible, entre muchos otros instrumentos, sí existe el compromiso de la cooperación para promover ese desarrollo económico.

Erradicar el hambre y la pobreza es sin duda uno de los objetivos más desafiantes del Milenio. Con razón se dice que «la pobreza extrema sigue siendo una realidad cotidiana para más de 1.000 millones de seres humanos que subsisten con menos de 1 dólar por día. El hambre y la malnutrición es uno de los principales males, pues se dice que existen más de 800 millones de personas cuya alimentación no es suficiente para satisfacer sus necesidades energéticas diarias. Pero, las cosas se agravan si nos referimos a los niños, pues la falta de alimentos puede ser peligrosa porque retarda su desarrollo físico y mental y pone en peligro su supervivencia. Se dice que más de una cuarta parte de los niños menores de 5 años de los países en desarrollo sufren de malnutrición»3. Superar la pobreza y el hambre es un objetivo alcanzable, por eso se establece la meta para reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a 1 dólar por día y reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre.

La responsabilidad para cumplir con la erradicación del hambre y la pobreza recae principalmente en aquellos países desarrollados. Pero, los países en vías de desarrollo también pueden interactuar para el cabal cumplimiento del objetivo y meta. Es decir, es necesaria la existencia de sinergias de toda la comunidad internacional. Por eso, la meta es atender a las necesidades especiales de los países menos adelantados, los países en desarrollo sin litoral y los pequeños Estados insulares en desarrollo. Además, es necesario encarar con un criterio global los problemas de la deuda de los países en desarrollo y cooperar a gran escala para lograr mitigar el hambre y la pobreza.

Todo lo anterior, es posible si se fortalece a las Naciones Unidas. La reforma es una necesidad no sólo una opción. Por eso se dice que es necesario «fortalecer más el Consejo Económico y Social, sobre la base de sus recientes logros, de manera que pueda desempeñar el papel que se le asigna en la Carta; Velar por que exista una mayor coherencia y una mejor cooperación en materia normativa entre las Naciones Unidas, sus organismos, las instituciones de Bretton Woods y la Organización Mundial del Comercio, así como otros órganos multilaterales, con miras a lograr criterios perfectamente coordinados en lo relativo a los...

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