Juan Enríquez/ Nacionalismo, globalización y nuevas fronteras en las Américas

AutorJuan Enríquez

El mundo ha estado generando himnos, banderas y fronteras como nunca antes. Casi tres cuartas partes de los países que hoy se sientan en las Naciones Unidas no existían hace 50 años. Irónicamente, en la medida en que el mundo se ha globalizado, múltiples regiones también han vivido explosiones de nacionalismo. La cartografía del año 2020 va a ser muy distinta a la de hoy.

Lo que hoy parece inconcebible mañana parecerá consecuencia obvia de tendencias actuales. Varios países van a aparecer y otros a desaparecer, aun en las Américas.

La principal amenaza para las fronteras y países existentes ya no es el conquistador foráneo sino el descontento interno. En la última década, muchos países desarrollados (por ejemplo España, Italia, Inglaterra, Canadá...)y en desarrollo (Indonesia, Rusia, Sudáfrica, Yugoslavia...) han enfrentado movimientos separatistas con mayor o menor éxito. En cada caso, han sido grupos de ciudadanos dentro del mismo país que han planteado la disolución de las fronteras existentes. En casi todos los casos los agravios que llevan a la secesión no tienen siglos, sino milenios. Pero ahora es cuando se da una proliferación de países soberanos. Cuatro cambios en el entorno internacional facilitan la división de un país:la comunicación instantánea y prácticamente gratuita, democracia, libre comercio y derechos humanos universales.

Comunicar a los ciudadanos de una región o de un país con el resto del mundo puede, a veces, poner en riesgo al Estado mismo. Globalizar un país es exponerlo a ideas y formas de vida distintas. En la medida que penetran ideas y productos es más difícil que un gobierno esconda sus deficiencias. Pese a décadas de indoctrinación desde la preprimaria hasta la tercera edad, la población de un país como Alemania del Este se percata rápidamente que formalmente tiene derechos que no ejerce;que existe una enorme brecha entre lo que el gobierno promete y lo que hace. Mientras las élites, tanto en el gobierno como en la oposición, se enfrascan en una discusión interminable sobre cómo reformar el régimen existente, la gente en la calle sencillamente espera una oportunidad para abandonar el país. En el caso de Alemania del Este los símbolos de la nación y la frontera desaparecieron en 10 días. Volviendo al Continente Americano, el norte de México es una región cada vez más comunicada en términos comerciales, el sur también, pero no en comercio sino en un debate global sobre etnias y derechos humanos. Lo mismo ocurre...

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