Myriam Vachez / Petróleo

AutorMyriam Vachez

De un tiempo para acá parece que volvimos atrás, a los años previos al derrumbe de la URSS. Y no me refiero al hecho de que en Rusia, desde el año pasado, se ha vuelto a acusar a científicos de espionaje a favor de los EU o de Japón; se les "juzga" de forma expedita y se les refunde en la cárcel, al más puro estilo KGBesco antiguo. Me refiero a que, de pronto, el ambiente mundial se empieza a tensar dejando prever de nuevo crisis, luchas por mayor poder e influencia en ciertas regiones, quizá hasta conflictos armados, exactamente como en los años de la Guerra Fría. Bueno, ni siquiera el terrorismo internacional, plaga moderna que tiene al menos el don de unir voluntades en su contra, da la impresión de poder calmar las tensiones que se avecinan. Y todo por culpa del preciado Oro Negro.

Parece que fue ayer: el mundo tranquilo, seguro, después de la caída de la cortina de hierro se preparaba para el crecimiento económico progresivo y sin altibajos, sabiendo que sus industrias podrían trabajar, que los países en vías de desarrollo podían empezar a desarrollarse en calma y santa paz y que el abastecimiento de petróleo, con esas enormes reservas mundiales a la mano de todos -puesto que ya no habíamos liberado de las incertidumbres y competencias de la Guerra Fría- estaba asegurado también para todos.

Claro, los ecologistas no dejaban de llamar la atención sobre la necesidad de apostar más a fuentes de energía alternativas, renovables, pero su preocupación se dirigía principalmente a la preservación del medio ambiente, al calentamiento global, al efecto invernadero, etc. Y bueno, también a que ya era sabido y más que demostrado que el petróleo se acabaría un día. Pero faltaba mucho para ese día, y mientras, había que crecer y producir. En esa tranquila perspectiva, el periódico The Economist, famoso por la gran seriedad de sus análisis, aseguraba a sus lectores que el precio futuro previsible para el barril de petróleo, que entonces valía unos 10 dólares, se estancaría alrededor de 5 dólares. Todo esto sucedía ayer, en 1999.

Hoy, apenas seis años después, el barril de petróleo alcanza de pronto los 60 dólares y nada parece poder detener su alza. ¿Qué ocurrió? Según los expertos, muchísimas cosas influyen: desde los flujos de la OPEP hasta el estado del tiempo, pasando por la debilidad de la capacidad de refinamiento, el estado de las reservas americanas, la situación en Iraq, en Irán, en Venezuela, en Nigeria, en Rusia, los especuladores, el...

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