Myriam Vachez / Consejo de seguridad; el inmovilismo

AutorMyriam Vachez

Muerto Gaddafi, uno se pregunta por qué el Consejo de Seguridad de la ONU decidió intervenir en Libia y no en Siria, en Costa de Marfil, en Sudán o en Corea del Norte; ¿por qué, si de eliminar dictadores y castigar violaciones a los derechos humanos se trata, se actúa tan selectivamente? La respuesta, sencilla, está llena de implicaciones: por la composición y las reglas del propio Consejo. Por ello, de cuando en cuando, varios países proponen su modificación sin lograr nunca, ¡por las mismas razones!, un acuerdo en el Consejo de Seguridad.

Esta institución, contrariamente a otras como la OTAN o el G7, no se ha movido un ápice desde su creación en 1945. En los últimos años, el G7 se volvió G8 y luego G20, dotando al grupo no sólo de mayor representatividad y adecuación al mundo económico actual, sino también de mayor capacidad de resolución concertada de problemas.

La OTAN, por su parte, ha recibido bastantes nuevos miembros, lo cual le permite -y lo hemos visto en los conflictos recientes- diversificar las intervenciones y aumentar su fuerza. En cambio el Consejo de Seguridad sigue con cinco miembros permanentes, inamovibles y con derecho de veto y, 10 miembros electos por la Asamblea General por dos años, con derecho a votar, pero no a vetar.

Para ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU los requisitos básicos son tener suficiente poder militar y demostrar que se es capaz de mantener la paz internamente. En ese sentido, y sólo para empezar, algunos de los cinco permanentes hace tiempo que no merecerían estar ahí: véase el Tíbet y véase Chechenia.

Tal y como están las cosas, los Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Rusia y China tienen el poder de decidir sanciones e intervenciones, pero también de vetarlas, en función de sus intereses particularísimos. Si Mahmud Abbas expone en un discursos memorable su petición de reconocimiento oficial de Palestina por la ONU, así todos estén de acuerdo, los estadounidenses vetan la decisión por su amistad con Israel y se acabó. Y ese escenario se ha repetido un sinnúmero de veces, no sólo durante la Guerra Fría, lo cual era hasta cierto punto comprensible, sino incluso después, y como lo vimos cuando Rusia y China vetaron la resolución de condena a Siria, hasta la actualidad. Es decir, para resumir, y siendo muy críticos, hoy por hoy el Consejo de Seguridad se caracteriza...

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