Myriam Vachez/ Europa de las religiones

AutorMyriam Vachez

En estos días de apasionada discusión nacional sobre la libertad de expresión y la afrenta a los valores religiosos de los mexicanos, recuerdo unas palabras de Juan Pablo II que difícilmente se podrían aplicar a nuestro país: "Europa vive como si Dios no existiera...". Es seguramente cierto en la práctica, en la vida cotidiana, donde la forma más elaborada de la modernidad religiosa entre los europeos es el "believing without belonging" (creencia sin pertenencia), ese concepto forjado por la socióloga británica Grace Davie. Y es también cierto en la toma de grandes decisiones políticas, donde la importancia de la religión está siempre subestimada, cuando no simplemente eliminada: tan anclada está la idea de secularización y privatización de las creencias y los comportamientos religiosos, que si se llega a tocar el tema, es sólo porque causó polémica. Como por ejemplo cuando se redactó en común el preámbulo de la Carta de la Unión: el texto inicial mencionaba "la herencia del cristianismo" en Europa y su influencia en los valores que la Unión buscaría defender; pero ante la feroz oposición de algunos dirigentes políticos, se optó por escribir solamente: "herencia religiosa".

Hoy, cuando se sabe que los mayores obstáculos para la integración europea son las reticencias de las poblaciones y los problemas sociales, algunos se preguntan si no sería bueno darle más importancia al análisis de las creencias entre los pueblos llamados a conformar la Unión. Es un hecho que las creencias y los comportamientos religiosos están en el corazón mismo de la memoria política y cultural de Europa, de sus símbolos y de sus identidades. Son su historia y la historia de su población. Sociólogos, antropólogos, historiadores concuerdan en afirmar que la religión es una dimensión fundamental del ser humano, y las creencias religiosas determinantes en las sociedades. ¿No deberían valorarse más a la hora de intentar realizar grandes movimientos que implican tanto en las personas, y a las personas, como sería la construcción de la Unión Europea?

¿La Unión Europea logrará algún día "hacer sociedad" ? ¿Han crecido las relaciones entre las personas y la mezcla de las comunidades, al mismo ritmo que el comercio de las mercancías, los intercambios de capital y las normas jurídicas comunes? ¿Dónde está la "fusión de los pueblos" que anhelaba un padre fundador de Europa, Jean Monnet, y que, se suponía, debía acompañar el lento y laborioso tejido de las solidaridades? A todas...

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