Myriam Vachez/ Los deberes del Imperio

AutorMyriam Vachez

Dice Cardoso, el Presidente de Brasil, que George Bush no sabe de América Latina. Una vez más, las palabras de un Mandatario fueron divulgadas sin su autorización y ahora a lidiar con el escándalo diplomático. Trato de imaginar cómo tomó esta declaración el Presidente Bush. Recuerdo cuando era candidato y lo criticaban por no conocer nada de política exterior y muy poco de geografía. No sabía nada de Chechenia y Afganistán era sin duda, solamente un nombre extraño y exótico. Poca mella le hicieron las críticas, ni en su ánimo propio, ni, por lo visto, en el de sus electores. Pero con el tiempo las cosas han cambiado y no podemos negar que el Presidente Bush por lo menos ¡aprende rápido! Afganistán ya tiene un lugar muy preciso en el mapa, con latitudes y longitudes y montañas plagadas de cuevas llenas de terroristas; conoce perfectamente la situación en Chechenia y, para poder proponer alguna solución en el Medio Oriente tuvo que estudiar a fondo su problemática.

Hace un año exactamente, a Europa la recorrió con la frescura y la tranquilidad de quien está seguro de sí mismo y de la fuerza de la nación que representa. "Una persona así, con un poder tal, ¡qué terrible!", decían los europeos. Por esa fuerza y no por él mismo, lo recibieron con respeto. Los Mandatarios europeos pensaban muy pocas cosas buenas de él y estaban convencidos de que, por lo menos en cuestión de ideas, de política y problemas concretos lo iban a impresionar o a callar rápidamente. ¡Y finalmente fue él quien calló a todos! Fue él quien impresionó. Desde entonces la opinión cambió en el Viejo Continente: lo detestan o lo quieren, lo critican o le aplauden, pero seguramente ya nadie se atreve a despreciarlo ni a mirarlo con la condescendencia de los que sí saben, sí han leído y estudiado frente al inexperto que sólo podría decir algunos lugares comunes.

Creo que Bush llegó a la Casa Blanca con la idea de intervenir lo menos posible en asuntos exteriores, de dedicarse primero y antes que nada a los asuntos internos de su país. El mundo, los acontecimientos, lo han obligado a mirar más hacia afuera y a intervenir y, además, sus decisiones siempre han sido respaldadas por la élite intelectual de su país.

El Presidente Cardoso, para ilustrar sus palabras dice que tuvo que informarle que sí, efectivamente, "también hay negros en Brasil". Por otro lado, se dice que su política es: mundialización, apertura y liberalismo para los demás; proteccionismo para los míos. Los...

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