Músicos de Juchitán empeñan sus instrumentos y resisten el Covid

JUCHITÁN, Oax., marzo 20 (EL UNIVERSAL).- Al cumplirse un año desde que el Covid-19 silenció los instrumentos de unos 200 músicos filarmónicos juchitecos por la prohibición de festejar, ahora sobreviven con rifas y ventas de alimentos y artesanías ante la ausencia de celebraciones. "Por la suspensión de las fiestas, perdimos muchos contratos", relata el dirigente Arquímides López.

Desesperados por la falta de ingresos y con la economía hecha añicos, al igual que otros sectores productivos de la ciudad zapoteca de Juchitán, los músicos han realizado distintos bloqueos desde la semana pasada en la carretera Panamericana, a la altura del entronque en la ciudad de Tehuantepec, para exigir el apoyo del gobierno oaxaqueño para sortear sus dificultades económicas.

"Tenemos un año sin tocadas; hay grupos musicales que habían adquirido equipos nuevos, luces, bocinas, micrófonos y ahora andan empeñando todo y sin la esperanza de que algún día los recuperen. Otros grupos, de plano no han terminado de pagar sus equipos y están endeudados", dice el músico Ignacio, quien con dolor se desprendió de su saxofón. "Lo vendí", confiesa.

Contradictoriamente, el Covid-19 borda todos los días una aureola de tristeza alrededor de un círculo festivo que, hasta antes de la emergencia sanitaria, era una de las actividades principales en la derrama económica en Juchitán. "Todos saben que las fiestas en Juchitán son el principal motor del dinamismo económico", detalla.

No le falta razón. Alrededor de fiestas como bodas, XV años, bautizos, cumpleaños y las Velas juchitecas, hay eslabones vivos del comercio: ganan los coheteros, las peinadoras, los transportistas, las bordadoras, los negocios de prendas de vestir, los orfebres, los dueños de tiendas de regalos y de plásticos, se llenan los hoteles, los restaurantes y crece el comercio en los mercados.

"Tristemente hoy el Covid-19 apagó la música y ya llevamos un año así. ¿Cómo hemos sobrevivido? Pues si alguien nos regala una plancha, una licuadora, pues organizamos una rifa. Ha habido personas que nos regalan huipiles bordados y ahí vamos con la rifa. Algunos compañeros han aprendido a elaborar hamacas y a venderlas", comenta Estervina...

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