Musicalizan Metro parisino

AutorMónica Delgado

Corresponsal

PARÍS.- El Metro parisino, además de ser la tercera red de este transporte más extensa de Europa, cuenta con grandes atractivos musicales.

En la estación République, en el noreste de París, Dominique Bouhey, profesora de canto, va 3 o 4 días a la semana y se sienta a entonar las canciones tradicionales francesas y a rascar las cuerdas de su epinette de los Vosgos, atípico instrumento conocido en América como el dulcimer.

Dominique no es la típica artista que anima el Metro para buscar sustento. "Como maestra de canto no gano mucho. Tocar en el Metro me genera algo de dinero para completar el mes y me ha permitido encontrar a muchos de mis alumnos así como a público para los conciertos que doy con el trío 'Gallican'", comentó.

Para ella como para la mayoría de los artistas que van a exhibir su arte, el Metro es más que un simple medio para ganar algunos euros.

Es una sala de conciertos que les da reconocimiento y puede ser una agencia artística porque cada uno queda inscrito en el fichero de la Red Autónoma de Transporte Parisino (RATP), entidad directiva del metro.

"Lo que pueden ganar no es despreciable, pero hoy ya no es el objetivo de los que quieren tocar en el metro", comentó Antoine Naso, que dirige el Espace Métro Accords (EMA), departamento artístico de la RATP.

Un ejemplo es el grupo "Cenizas", toda una institución en los pasillos de la estación Chatelet.

A pesar de las idas y venidas en esta concurrida estación, cada tarde el grupo de música andina seduce a los usuarios que se detienen a escucharlos y les aplauden antes de dejarles propina o comprar sus discos.

"El metro es una vitrina a través de la cual nos damos a conocer y nos promovemos para otros conciertos", explicó el argentino Toño, uno de los siete miembros del grupo.

Pelean su lugar

Para acceder al preciado auditorio, los artistas tienen que ganarse su lugar. La RATP, que distribuye gafetes sólo a 350 privilegiados por semestre, organiza audiciones dos veces al año y elige a los artistas que recibirán la codiciada acreditación.

Cada convocatoria atrae a cientos de intérpretes. Grupos, dúos o solistas; de música clásica, folklórica, rock, jazz o romántica; con instrumentos comunes como guitarras o violines o típicos como el acordeón o inesperados como el arpa.

Las audiciones se realizan en una sala de 20 metros cuadrados con algunas sillas y los muros decorados de instrumentos musicales o carteleras de conciertos.

El jurado está formado por 6 melómanos...

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