LA MUSA, EL ÁNGEL Y EL DUENDE / Amor del bueno

AutorSunny Montoya

Apenas terminamos los tamales de la Candelaria y levantamos al Niño se nos viene encima la cascada roja de San Valentín, derramando las mieles de los enamoramientos más cursis. El comercio necesitaba que gastáramos en ese largo tiempo entre la Navidad y el Día de la Madre y pues nos encajó el famoso Día del Amor y la Amistad.

Sin embargo, es una buena fecha para reflexionar a qué estamos llamando amor.

Al ser humano lo conforman tres dimensiones, la física, nuestro cuerpo; la psicológica, lo cognitivo y lo afectivo; y lo existencial, el núcleo en el que radica lo que nos hace ser humanos, la conciencia, la autotrascendencia, la libertad, los valores.

Podemos confundir el amor con la atracción física o sexual, cuando lo que nos atrae del otro es su físico; que es "nuestro tipo". En este caso la infidelidad no sólo es posible sino necesaria. El físico cambia, por más Botox y operaciones estéticas, el tiempo no perdona, y si creemos que el amor está en el físico pues será necesario cambiar de pareja.

Pasa como en los grandes espectáculos de Las Vegas o los grandes cabarets parisinos, donde todas las coristas tienen un cuerpo idéntico, así, si una de ellas se lastima un pie es suplida por otra sin que nadie lo note. Eso sucede cuando creemos que la atracción física es amor.

También podemos confundir el amor con el enamoramiento, y en este caso lo que nos atrae de la otra persona son ciertas cualidades psicológicas, nos gusta su alegría, o su seguridad, o bien su inteligencia. En este caso lo que queremos es la famosa media naranja que complemente mi inseguridad con su seguridad o mi torpeza con su inteligencia, y por lo tanto, no voy a admitir que mi pareja se muestre inseguro o torpe, él o ella tienen que mantener aquellas cualidades psicológicas que me atrajeron.

Esto es imposible, todas las personas experimentamos los diferentes sentimientos y quienes suelen ser la alegría de la fiesta también se sienten tristes y tenemos que acompañarlos en esos momentos. Pero el enamoramiento se niega a ver aquello que no le gusta en el otro, por lo tanto, cuando ya es imposible negarlo la...

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