La múltiple tragedia del Multifamiliar

AutorAndro Aguilar

Fotos Luis Castillo

Un habitante del Multifamiliar Tlalpan, con micrófono en mano, llama a sus compañeros de la asamblea vecinal a buscar la armonía y a concentrar sus energías en la reconstrucción de la unidad habitacional: "Estamos a dos meses de la Navidad", les advierte, "háganse a la idea de que la vamos a pasar todos juntos".

Ha pasado un mes desde que el sismo magnitud 7.1 sacudió la capital del país y, en la Iglesia del Patrocinio de San José, donde sesionan los vecinos desde que conformaron su asamblea general, el hombre repasa las fechas establecidas por las administraciones capitalina y delegacional para entregar un dictamen que informe sobre el estado de la unidad habitacional.

Los damnificados aún no saben con certeza el futuro de su vivienda y su patrimonio, y será por lo menos hasta la primera semana de diciembre cuando conozcan el dictamen estructural que determine la condición de los nueve edificios que siguen en pie.

Los habitantes del edificio 1C, que colapsó, desconocen qué va a ocurrir con sus 40 viviendas.

Por lo pronto, la representación vecinal del Multifamiliar se opone a la aplicación de un crédito para pagar la reconstrucción de sus departamentos.

La tensión

Sin un documento oficial, vecinos del Conjunto Habitacional Tlalpan -nombre oficial del Multifamiliar- se las han arreglado para hacer trámites laborales o de servicios.

Patricia Baeza vivía hasta el 19 de septiembre en un departamento del edificio 2B, pagaba 7 mil 500 pesos de renta. Después del sismo, fue recibida con su familia por unos parientes. Pero cuando vio que la emisión del dictamen estructural tardaría, buscó un lugar para rentar.

Aunque batalló para conseguir un sitio que no la obligara a firmar un contrato de por lo menos un año, la mujer relata que consiguieron un departamento de 6 mil pesos de renta al mes.

Ahora sólo espera que las autoridades les entreguen el dictamen a los vecinos a principios de diciembre, como acordaron.

"Hemos tenido mucho que ver para que se nos haga el poco caso que hasta ahorita nos han dado, porque de parte del gobierno mucha ayuda no hemos recibido. Los que nos han brindado ayuda son más bien los vecinos de las colonias. Nos han dado lo que el gobierno no nos ha dado".

La madre de familia acudió la semana pasada a hacer guardia en el campamento de su edificio.

Ella no se queda permanentemente, como sí ocurre con aproximadamente 200 personas que habitan los campamentos, donde un mes de estancia ha mermado la convivencia.

En las asambleas vecinales, son recurrentes las acusaciones de rapiña y los llamados a no abusar del apoyo de la ciudadanía.

Natalia Berry, una empleada de Aduanas de 47 años de edad, dice que, para mitigar las complicaciones de no tener la privacidad que poseía en el departamento que renta en el edificio 2B, se distrae haciendo limpieza en el campamento asentado en las canchas deportivas del Multifamiliar.

Lo que más extraña es darse un baño con toda calma. No como en estos días en que el tiempo límite son 8 minutos en los autobuses colocados a un par de kilómetros de distancia de su tienda de campaña.

El impacto en su vida también implicó que haya dejado de hacer ejercicio. Ya no sale a correr.

"Estamos en un punto en que estamos hartos de estar aquí. Por cualquier cosita estalla la tensión. Ya nada nos parece, porque es difícil convivir con tanta gente. Con diferentes formas de vida. Con diferentes costumbres. La tolerancia ya la hemos practicado al full. Yo, para distraerme, me pongo a limpiar", relata mientras pela una jícama que alguien donó al campamento.

"Ya estoy harta de hablar de lo mismo. No tenemos otro tema de conversación. Pasa el día y te preguntas: '¿y ahora? ¿Va a venir alguien a darnos respuesta? ¿Qué pasó con los peritos? ¿Qué pasó con el dictamen?'".

Sin embargo, la habitante del Multifamiliar desde los 5 años de edad asegura que, pese a las complicaciones, está dispuesta a permanecer en el campamento el tiempo que sea necesario, para apoyar a sus dos hermanos que son dueños de otro departamento, y a sus vecinos en general.

"Esto es una resistencia y, como tal, la vamos a hacer. Aunque yo me vaya a rentar a otro lado, vamos...

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