Mujeres de madera y acero

AutorBeatriz Carrera Maldonado
Cargo del AutorLicenciada en Ciencias y Técnicas de la Comunicación, en la Universidad Autónoma de Durango
Páginas111-140
Agrario. Secretaría de la Reforma Agraria y Procuraduría Agraria. México.
Reglamento para la planeación control y vigilancia de las inversiones de los fondos
comunes ejidales.
Rivera, I. (1998) El Nuevo Derecho Agrario Mexicano. México. McGraw-Hill.
Rodríguez-Shadow, M. (2000) La mujer azteca. México. Universidad Autónoma del
Estado de México.
Soustelle, J. (1996) La vida cotidiana de los Azteca. México. Fondo de Cultura Económica.
Schmelkes, S. (1993) Aspectos conceptuales y metodológicos de la investigación
educativa. México; Dimensión Educativa.
Vaughan, M.. (2003) Mujeres del Campo Mexicano 1850-1990. México. Centro público de
investigación CONACYT.
MUJERES DE MADERA Y ACERO41
Beatriz Carrera Maldonado
I. Zacatecas y su espíritu migrante
La migración es un tema inherente a la vida de los pobladores de Zacatecas, un estado
binacional. Para el 2004 y de acuerdo a investigaciones periodísticas se habían marchado
700 mil personas en medio siglo, “quienes junto con sus descendientes rozan la cifra de dos
millones” en Estados Unidos, más las 11 mil personas (en aquel entonces) que van y vienen
cada año (Amador, 2007:17).
El fenómeno migratorio comenzó hace 130 años y de acuerdo a datos oficiales, en el 2004,
eran más las personas originarias que vivían fuera del Estado que las que radicaban en
Zacatecas (Amador, 2007:25). De acuerdo a investigaciones de Moctezuma (2009:13), en
el 2005 la tendencia al despoblamiento se incrementó, ya que 42 municipios de Zacatecas
presentaban esa característica, mientras que en el 2000 y con referencia a 1995, sólo eran
34.
En esencia, uno de los factores que despertaron el interés por las condiciones de las mujeres
de migrantes en sus comunidades de origen y definirlo como el objeto de estudio de esta
investigación fue precisamente la escasa información sobre el tema, ya que los estudios
sobre el fenómeno migratorio se enfocan básicamente a los migrantes y en menor medida a
sus comunidades de origen, en general, y de manera particular en sus mujeres.
41EstedocumentoesproductodelatesisCondicioneseconómicasyfamiliaresdelasmujeresde
migrantesensucomunidaddeorigen.Casodeestudio:Minillas,GenaroCodina,Zacatecas,asesoradopor
laDra.MarthaGuerreroOrtiz.
Lo anterior propició un análisis para conocer cómo sortean las mujeres de migrantes la
adquisición de la jefatura de hogar durante la ausencia de sus maridos y las implicaciones
que ello conlleva, así como analizar la autonomía femenina que adquieren o pierden las
esposas de los migrantes a la partida de sus esposos.
Aunado a la información recabada por Ariza (2007:469-470), referente a los resultados de
la producción mexicana sobre género y migración, Mummert (1988:281) ha señalado que
“se ha prestado poca atención al papel de la mujer en el proceso migratorio (…) ya sea
como mujer acompañante migrante o como mujer migrante trabajadora, ésta representa una
pieza clave en la estrategia familiar de la reproducción social”. La misma autora también
afirma que la mujer al quedarse en la comunidad de origen, funciona como jefa de su
familia por la ausencia del esposo, lo cual la convierte en una pieza vital en la estrategia de
la reproducción social, además funge como la administradora del patrimonio familiar y, en
caso de ser necesario, generar los ingresos requeridos para la manutención.
Este tipo de cambios produce modificaciones en los patrones a través de las generaciones.
Así, tanto las mujeres que se van como las que se quedan, desempeñan nuevos papeles; por
ejemplo, las que se quedan adoptan las tareas que los varones dejaron de hacer debido al
proceso migratorio (Mummert, 1988).
Las transformaciones también se viven en el área de la investigación, en el ámbito de los
estudios de familia, el interés no se dirige ahora a explorar sólo la forma en la que esas
unidades domésticas se integran de manera funcional a la economía y logran su
reproducción social, sino también se procura (Ariza, 2007:471):
Describir las situaciones de tensión y conflictividad desencadenadas por el proceso
migratorio en el seno de la vida familiar como espacio armónico e igualitario, crítica
que fue ganando cuerpo a medida que avanzaba el desarrollo de los estudios de género.
En vista del carácter históricamente masculino de la migración mexicana a Estados
Unidos, son muchas las investigaciones que se centran en las consecuencias –
materiales y afectivas- de los desplazamientos migratorios de los hombres sobre las
mujeres que se quedan y las formas en las que ellas negocian su situación con los
cónyuges ausentes y los parientes que permanecen en el lugar de origen (Faggetti,
2000; Marroni, 2000; D’Aubeterre, 2000a).
Al respecto, Guerrero (2007a:1) cita al Conteo 2005 y señala que Zacatecas en ese
tiempo tenía una tasa de emigración de 8.1 por cada mil habitantes, cuando el promedio
nacional era de 2.0, lo cual ubicó al estado en el segundo sitio de esa categoría. Por lo cual
el fenómeno migratorio tiene un fuerte impacto en las mujeres zacatecanas, esposas de
migrantes, situación que implica que ellas se conviertan en jefas de facto, asuman nuevos
roles y se responsabilicen por completo del cuidado de sus hijos. Por este tipo de
situaciones y la escasa bibliografía referente a los efectos de la migración en la comunidad
de origen, se elige el describir y analizar las condiciones de las mujeres de migrantes que se
quedan en las comunidades de origen, algunas de ellas bajo el amparo de sus suegros y
otras tantas en su propio espacio o vivienda.

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