Mueven su mundo
| Autor | Rebeca Herrejón |
Óscar Francisco no puede mover sus piernas al ritmo en el que avanza su pensamiento. Tiene 12 años y ya imagina cómo será la camioneta Lobo en la que quiere transportarse cuando crezca.
Y trabaja duro para ello. El chico tiene myelomeningocele, una enfermedad que afecta a uno de cada 800 nacidos y consiste en afectaciones a la médula espinal, los nervios raquídeos y las meninges -tejidos que cubren la médula-, que le causa parálisis en sus piernas.
Sin embargo, desde el sábado pasado su marcha es más sencilla. A la casa de Óscar Francisco, vecino de Prados de Santa Lucía, llegó una flamante silla de ruedas especial, donada por un grupo denominado Juntos Cambiando Vidas, que hoy le permite que no se lastime más su columna y, a la par, eficientar sus traslados.
"Adaptada para él, es la primera que tiene", asegura Alicia, su mamá.
Es la primera porque son caras y el trabajo de Ramón -su papá- como obrero, era insuficiente para financiar una. Sin embargo, con la ayuda del grupo, que desde el 2008 se dedica a financiar estos vehículos para niños con parálisis cerebral y otro tipo de discapacidad, fue mucho más sencillo.
Todo empezó en agosto de ese año, cuando el grupo de amigos, integrado por Jorge Cázares, Celia Reyes, David y Gina Guzmán, en conjunto con otro matrimonio, consiguieron una silla especial para Adriana, una niña con parálisis cerebral cuya mamá trabajaba frente a su casa.
"Ella llegaba con la niña doblada al hombro y así andaba por todos lados y así anda la mayoría de los niños que no tienen silla y lo único que ven los niños es el piso y la mamá con la espalda acabada por la noche", explica Celia Reyes.
Los amigos decidieron tenderle una mano, con la compra de la silla especial para Parálisis Cerebral Infantil (PCI), cuyo costo en el mercado está por encima de los 12 mil pesos. Algunas, las más avanzadas, pueden costar casi lo mismo que un departamento de interés social.
La voz sobre la ayuda se corrió y a las manos de los matrimonios llegaron un par de casos más, por lo que coincidieron en que podrían continuar apoyando.
"Si alguno de nosotros sabíamos que alguna persona que necesitaba este tipo de ayuda, pues íbamos a acudir a su domicilio a hacerle un estudio socioeconómico y ya en base a eso se le entregaba el donativo", refiere David.
Lo que comenzó como una ayuda esporádica, en muy poco tiempo ya tenía lista de espera con cuatro lugares. Y no podían ayudarlos a todos ellos solos. De ahí nació Juntos Cambiando Vidas, nombre...
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