Mueve a Cuevas afán de denuncia

AutorÓscar Cid de León

Más que transmitir su propio mensaje, como podría suponerse, la artista visual Minerva Cuevas (Ciudad de México, 1975) funge como instrumento para difundir el mensaje de un tercero.

"Mi obra gira en torno a una función social", explica la creadora.

Esto quiere decir, subraya, que ella es un medio a través del cual se ponen de manifiesto, entre otras cosas, el uso de prácticas ilegales por algunos sectores del empresariado latinoamericano.

Cuevas, quien inaugura el martes en la Casa del Lago la muestra Reconstrucción, integrada por siete instalaciones, afirma que parte de su producción responde a un espíritu de denuncia.

En una de sus piezas, explica, refleja cómo, bajo la presidencia de Efraín Ríos Montt, la empresa de enlatados Del Monte se expandió en Guatemala gracias al apoyo recibido por el gobierno para apropiarse de las tierras de comunidades campesinas.

"Me interesa que esa información, que está a nivel de investigación, se dé a conocer y se integre a este tipo de proyectos", señala.

Dichas estudios no son nuevos o inéditos, aclara la artista, pero tampoco han sido difundidos lo suficiente.

Cuevas, entonces, diseña proyectos artísticos para llevar al espectador esa otra cara de Del Monte por medio de una contracampaña.

En Reconstrucción se puede ver una pieza que "interviene" la imagen institucional de dicha firma.

Se trata de una serie de latas de puré de tomate que, a simple vista, no han sufrido modificaciones, pero vistas de cerca revelan que todo ha cambiado en ellas.

Recurriendo a un juego de palabras con el apellido del ex presidente guatemalteco, se lee "Del Montte", y en su reverso, donde debiera imprimirse la información nutricional del producto, Cuevas despliega información detallada sobre las cuestionables prácticas de la corporación.

"Es una estrategia", señala. "Es como generar una nueva campaña y, al hacerlo, aprovechas justamente esas herramientas gráficas y recursos visuales (que caracterizan a la marca) para hacer llegar a la gente la otra información".

Al final, dice, uno aprovecha el diseño publicitario ya existente como vehículo.

"Tampoco es una campaña social, no es una denuncia tal cual, pero sí un proyecto artístico que lleva ese tipo de contenidos y que utiliza soportes gráficos específicos".

En los 90, recuerda la creadora, se recurrió mucho a la práctica de alterar logotipos y hacer contrapublicidad, pero sus proyectos no se quedan ahí, pues cada uno parte de una investigación de fondo.

En ese mismo tono...

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