Muerte en Sentido Contrario

AutorRoberto Zamarripa

La cita era el domingo 10, por la mañana en un Vips de la calle Camarón Sabalo, de Mazatlán. Manuel López, de 26 años, tenía el ofrecimiento de ganar cinco mil pesos por participar en un asesinato.

Avecindado en Chulavista, California, de 26 años, Manuel llegó a Mazatlán desde el viernes 8. A las siete de la noche lo recogió en la Central Camionera, su amigo Bernardo Rochín -un sinaloense flaco, alto, de 36 años , blanco y con corte de pelo militar. Iba en un volkswagen blanco, placas de Sinaloa VFY 6068. Le dio la llave del cuarto 103 del Hotel Azteca Inn, para que ahí pasara la noche. El sábado Manuel se mudó a la casa de Rochín y por la mañana del domingo tomó las llaves del volkswagen y con él pasaron al Vips por Jorge Pérez López, al que conocían con el apodo de Javier. Este hombre, pelado a rape parecido a Rochín, los aguardaba vestido como si fuera a pasear a la playa y no a la encomienda criminal: asesinar a un adversario dedicado al narco, oriundo de San Ignacio, Sinaloa.

Vestido con camisa a cuadros color café y unas bermudas beige, de unos 37 años de edad, tez blanca y ojos café claro, Jorge Pérez López dio la orden de partir rumbo a los helados Bing donde presuntamente estaría el objetivo. Al no encontrar a la persona en la heladería, Manuel viró el auto y entró en sentido contrario por la avenida Rodolfo T. Loaiza. Una patrulla de la policía ministerial, con tres ocupantes persiguió a los infractores; Rochín le gritó a Manuel que no parara y le ordenó entrar al estacionamiento del Hotel Plaza Gaviotas, unos 200 metros adelante. Alcanzados por la patrulla, los perseguidos bajaron de prisa sin llegar al estacionamiento. Manuel salió por la izquierda con una AK 47 y Pérez López tras de él con una pistola calibre .45. Rochín salió por el lado derecho con una pistola escuadra en su mano derecha y tomó hacia el estacionamiento del hotel donde lo esperaban otros dos sujetos armados con rifles. Manuel y Pérez López corrieron en otra dirección, hacia la avenida Loaiza tratando de rodear a los policías pero cuando vieron que éstos se habían dispersado para atacar por distintos frentes, retornaron hacia la calle Bugambilias. Frente al local 11 del número 100 de Bugambilias, justo junto al Hotel Plaza Gaviotas, Pérez López detuvo su carrera. Dos estuches dobles bailaban en su cintura con cuatro cargadores calibre .45 bien abastecidos. Pérez López topó con el agente Antonio Arias, de 45 años y estatura mediana. "¡PGR!", habría gritado con...

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