La muerte sabe cantar

AutorAlejandro Fernández

Crítico musical

Uno de los grandes temas de la ópera es la muerte. Junto con el amor constituye uno de los ejes argumentales desde sus inicios en el siglo 17.

Prácticamente todos los dramas musicales tienen personajes que mueren como parte de la trama, ya sea por asesinato, suicidio, locura, venganza, enfermedad o envenenamiento.

Estos motivos de agonía han servido a los compositores para crear momentos musicales a veces sublimes, otros intensos, que emocionan hasta el apasionamiento a los seguidores del género.

El público, en el ritual operístico, espera a que llegue la gran escena o aria de la muerte; en muchos casos, es el momento climático que provoca el desenlace.

En el periodo bel cantista de principios del siglo 19 la heroína moría generalmente cantando una cabaletta florida que le permitía lucir al máximo sus posibilidades vocales.

La muerte en la ópera puede ser poética y sublime o desgarradora, delirante y hasta decadente.

El "repertorio" fatal es inmenso. Repasemos, en vísperas del Día de Muertos, algunos casos célebres.

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Desde 1607, en "La Fábula de Orfeo", de Claudio Monteverdi, uno de los compositores señeros de la ópera, el protagonista llora la muerte de Eurídice por una picadura de serpiente, lo que da motivo a un desesperado lamento: Tu sei morta, mia vita ed io respiro? (Muerta estás, vida mía, ¿y yo respiro?).

El inglés Henry Purcell en su obra maestra "Dido y Eneas" escribió la primera aria memorable del género operístico y uno de los lamentos más sentidos de toda la historia de la música: When I am laid on earth (Cuando esté tendido en la tierra), en la que Dido entona su despedida.

Luego la reina fallece de dolor después de la partida de Eneas, quien debe seguir su camino rumbo a Italia para fundar el Imperio Romano.

Sobre el cadáver de la legendaria mujer, el coro se lamenta del infortunado amor de los protagonistas.

A mediados del siglo 18, Christoph Willibald von Gluck retoma la historia de Orfeo y Eurídice. Cuando la esposa muere, el héroe desconsolado canta el aria más famosa de la ópera "Che faro senza Euridice".

En la época del Clasicismo musical destaca "Don Giovanni", de Mozart, donde el burlador mata en un duelo al comendador, quien defendía la honra de su hija doña Ana, y al final su espíritu regresa del más allá para vengarse del conquistador y arrastrarlo a los infiernos.

"Medea", de Luigi Cherubini, es una de las tragedias más terribles de la ópera. La hechicera Medea manda a su rival en amores...

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