La muerte del rarámuri verde

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 20 de febrero)

- A Isidro Baldenegro lo mataron a balazos en el corazón de la Sierra Tarahumara. El llamado Nobel Ecologista es el sexto activista asesinado en el último añoÍñigo Arredondo

COLORADAS DE LA VIRGEN, Chih., febrero 26 (EL UNIVERSAL).- Isidro Baldenegro sabía que lo iban a matar. ?Andamos mal, me quieren chingar?, decía. Con ese pensamiento que le quitó el sueño las últimas noches de su vida, llegó el pasado jueves 12 de enero a la comunidad de Coloradas de la Virgen, en el municipio de Guadalupe y Calvo, en la sierra de Chihuahua. Visitó a su madre, a su tío, y atendió algunos negocios: compra-venta de chivas y ofrecer en 250 pesos los machetes que hacía a mano. Tres días después, tres de las seis balas que salieron de una pistola .38 súper impactaron el pecho, abdomen y pierna derecha de quien defendió el bosque hasta con su vida.

Isidro es el quinto defensor ambiental asesinado en el último año en ese municipio que hace frontera con los estados de Sinaloa y Durango, en pleno Triángulo Dorado. Esta porción de la Sierra Tarahumara se ubica en la zona llamada así por estar bajo control del narcotráfico para la siembra de marihuana y amapola.

El sexto defensor asesinado fue Juan Ontiveros. Dos semanas después de que mataron a Isidro se convirtió en el segundo activista rarámuri ejecutado en 2017. Al día de hoy, ninguno de los homicidas ha sido procesado ni sentenciado. No hay culpables.

?Es preocupante que en los casos de los últimos meses no hay detenidos ni procesados. La impunidad es un problema en toda la República Mexicana, pero en estos casos de ataques a defensores es uno de los ejes de las preocupaciones principales?, dice Jan Jarab, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México.

El problema se remonta a muchos años atrás. La misma tierra vio morir a dos generaciones. En 1986, Julio Baldenegro Prieto (padre de Isidro) fue asesinado por defender el bosque y hacer reuniones con los indígenas de la zona para protegerse de ?un rico que quería hacer de las suyas?, y Julio no se dejaba, explica Francisco Baldenegro, hermano mayor de Isidro.

?Hijo, me están tirando?, fue lo último que le dijo a Isidro, quien moriría de la misma forma 30 años después.

Estaban en el monte platicando cuando se escucharon las detonaciones. Corrieron a buscar refugio, pero sólo Isidro llegó a la casa. Julio Baldenegro Prieto quedó tendido y él...

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