Muerte inesperada

Ese día había fallecido un pariente de mi esposa, y una gran cantidad de familiares llegaron de varias ciudades de la República para el sepelio.

Después de los servicios funerarios se reunieron en nuestra casa para platicar, y tratar de hacer más llevadera la difícil situación.

Yo estaba sentado con el primo Antonio, comentando sobre algunos temas de interés mutuo, cuando repentinamente llegó Josué, su cuñado, y le comentó en tono burlón:

¡Qué pasó, Toño, mira nada más cómo estás! La verdad que te veo bien fregado, se me hace que tú no duras mucho en este mundo.

¡Es más, ni dos meses te doy!

Los dos celebraron la broma y se echaron guasa, luego Josué se retiró y fue a parlotear con un grupito de personas que estaban más allá.

Me retiré para atender a otros parientes dejándolo solo, pero logré ver que el móndrigo de Josué acudía una y otra vez a molestarlo con lo mismo.

''¡No, que va, mira...ya de una vez le doy el pésame a mi hermana, ya nomás te quedan dos pelos, eres un cadáver, no vas a durar, jajaja!'' -se burlaba groseramente.

Hasta que en una de esas escuché que un envase se quebraba violentamente y, al voltear, observé la cara de Toño que estaba colorado de coraje.

¿Qué pasó? -le dije.

¡Éste cab... que ya me tenía bien fastidiado, me agarró a carrilla y la verdad ya no aguanté.

Espero que ya con esto no me esté fregando.

Unos minutos después Josué se despidió de algunos y salió de la reunión muy seriecito.

Pero fue paradójico lo que sucedió, porque un mes después de esta incómoda confrontación, Josué falleció.

Había sugerido la muerte a otros y finalmente fue él quien terminó sus días de una manera inesperada.

Me recuerda la historia de aquél pobre hombre que por andar presumiendo valentía, falleció trágicamente en un panteón.

El relato dice que todo empezó al calor de las copas en una cantina de Santa María La Floreña, que pertenece al municipio de Pesquería, Nuevo León.

Ahí estaban varios amigos platicando ruidosamente, cuando uno de ellos los retó para ver quién de todos era el más bragado.

De momento todos aceptaron, pero al saber la apuesta más de uno se fue despidiendo con rumbo a la...

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