Muere Miguel Galván, el de 'La Tartamuda'

MÉXICO,DF.- A lo largo de su carrera, Miguel Galván hizo innumerables personajes, pero, sin duda, el que lo catapultó a la fama fue el de "La Tartamuda", que hizo para un banco... Ahora esa "Tartamuda", como lo llamaban sus amigos, callará para siempre.

El comediante de 50 años falleció la noche del lunes de un paro respiratorio, y fue velado ayer en una agencia funeraria de Félix Cuevas.

Cada uno lo recordará a su manera, pero en lo que sus allegados coinciden es en su carácter siempre bromista y que era considerado con sus semejantes.

Hace más de 25 años, el originario de Zacatecas inició su carrera como actor; sin embargo, fue a raíz del comercial para el banco Bital, dirigido por Alejandro González Iñárritu, en el que adquirió popularidad.

"Siempre recordaba ese comercial como una gran oportunidad. Fue impresionante como la gente comenzó a ubicarlo instantáneamente como el de 'La Tartamuda', aunque ya había trabajado", señaló Manolo García Meza, primo de Galván.

El comediante contrajo matrimonio hace 10 años, pero éste sólo duró unos meses; nunca tuvo hijos, y a la única mujer a la que le juró amor eterno fue a Marilyn Monroe: sólo ella podía provocar sus celos y hasta ponerlo de mal humor.

"Compartimos a una mujer. Los dos fuimos amantes de Marilyn Monroe, a veces discutíamos de broma por eso. Nos presumíamos cuántas cosas coleccionábamos de ella, pero él siempre me ganó", reveló Tony Flores.

Galván estudió Arquitectura, pero su pasión por los escenarios lo hizo dejar esta profesión, junto con la construcción de muebles por encargo, sólo como un hobbie.

"Desde joven se la pasaba contando chistes en las fiestas. Creo que siempre supo que se quería dedicar a la actuación, pero fue prevenido y terminó una carrera. Era muy meticuloso. Le gustaba, también la bohemia, por lo que grabó algunos boleros, pues entre sus planes estaba sacar un disco", agregó García.

Cuando hablaba de la muerte, en alguna ocasión, en broma, pidió que su restos fueran cremados y las cenizas esparcidas, la mitad en el mar de Acapulco, y la otra mitad en un tope vial, para que quien pasara por ahí lo recordara.

La obsesión por el trabajo y el profesionalismo mermaron su estado de salud; sin embargo, difícilmente decía que no a un proyecto laboral, dentro de los que quedó pendiente un nuevo programa...

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