Mr. Fórmula 1 / Montecarlo es otra cosa

AutorJo Ramírez

Sin duda alguna el Gran Premio de Mónaco es el más importante en el calendario, por su situación geográfica, por su belleza natural, por sus leyes de impuestos que han ofrecido casa a tantos famosos y ricos personajes de todas las nacionalidades.

Ver y ser visto es el tema, así que al evento asiste una gran gama de personalidades de todos los sectores, y además su programa de actividades se cumple a lo largo de cuatro días, en lugar de los tres acostumbrados y resulta una semana de fiestas día y noche.

Me parece que para todos nosotros apasionados al deporte motor y que hemos estado asociados en él, muy dentro de nuestra alma, somos corredores frustrados y todos en nuestra juventud aterrorizábamos a nuestros vecinos con el rechinido de llantas dando vueltas a la manzana.

Recuerdo que lo hacía con Ricardo Rodríguez, ¡y no creo que teníamos muchos amigos en las Lomas y Polanco! Y por eso la fascinación de ver autos de Fórmula Uno corriendo en calles normales, todavía nos llena de emoción.

Para visitar, Mónaco es el lugar ideal para alguien como yo, que estuve envuelto por tanto tiempo en el deporte, porque tienes más tiempo para saludar a todos los amigos; y muchos como yo, que ya están fuera del ambiente, regresan a Mónaco por su anual "racing fix".

El año pasado fue mi primera visita a las pistas después de 40 años de actividad y naturalmente estaba con muchas ganas de ir, aunque un poco aprehensivo por estar desde afuera viendo la carrera, lo que me hizo sentir un poco extraño, aunque por otro lado había sido invitado a formar parte de una mesa redonda por parte de la Grand Prix Tours, ¡y consecuentemente no andaba completamente de gorrazo!

El largo fin de semana estaba lleno de fiestas, presentaciones, comidas, cocteles en los barcos, etc, etc. Aquel año empezó la noche del martes con un partido de futbol de beneficencia entre la Nazionali Piloti, encabezada por Michael Schumacher, Giancarlo Fisichella y muchos ex pilotos de F1, contra el Star Team, del Príncipe Alberto.

Los pilotos ganaron 2-0 y en la víspera del arranque de la Copa del Mundo, como se imaginarían, la atmósfera no podía ser más alegre y terminamos con una cena en un restaurante a la orilla del mar con muchos de mis ex colegas.

Al día siguiente mi propio ego fue festejado. Apenas llegué al paddock del circuito repentinamente recordé que ya no era más parte del circo y no llevaba acreditación o uniforme alguno. Al caminar hacia la entrada pensaba cómo convencer a los...

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