Para morirte de susto

AutorMaría Fernanda Torres

Sí, resulta muy divertido asustar a alguien, oírlo gritar y verle la cara que pone.

Pero aunque sea muy divertido, es conveniente recordar que los sustos provocan reacciones que alteran el organismo y pueden ser de consecuencias muy serias, y en el caso de los niños, les causan impresiones que por su edad no pueden procesar, de ahí el origen de muchos miedos infantiles.

"El susto es una emoción no placentera que señala miedo ante una sorpresa o situación inesperada, casi siempre está asociada a daño, coraje, amenaza o terror", indica la psiquiatra Adelina Alcorta Garza.

Es una reacción de angustia ante lo desconocido, una manifestación de la mente para expresar estímulos que la persona no se puede explicar, añade la psicóloga Graciela Medina Aguilar.

Lo destacable es que el susto, además de impactar en las funciones psicológicas, repercute en las fisiológicas.

"La glándula suprarrenal libera hormonas corticales que producen estrés en la persona.

"En conscuencia, se liberan ciertas sustancias, como la epinefrina y norepinefrina, que incrementan la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea", explica Alcorta.

Aunque el miedo que se siente ante un susto puede desaparecer, la alteración cambia la bioquímica de la persona.

Esto sucede porque la memoria registra fácilmente las emociones fuertes.

Cuando la emoción por la experiencia vivida es evocada, aumenta el nivel de ansiedad al que el cuerpo está habitualmente acostumbrado, comparte la especialista.

En caso de que las reacciones de susto o miedo extremo sean muy fuertes, con el tiempo pueden derivar en diversos trastornos de ansiedad crónica, incluso de ansiedad postraumática.

"El cuerpo presenta indicadores fisiológicos como una alerta ante el estímulo desconocido", puntualiza.

La boca se reseca, los músculos de espalda y abdomen se tensan, las manos sudan y la piel se enchina", comenta Medina.

Incluso, si la persona tiene alguna predisposición fisiopatológica, un susto puede ocasionarle un infarto.

"No es un factor determinante, ni la única causa, pero puede ser un elemento desencadenante", indica.

El estrés fisiológico que produce un susto somete al organismo a un gran esfuerzo que obliga al corazón a requerir mayor gasto de oxígeno, lo que puede causar lesiones en el músculo cardiaco, sobre todo si hay falta de irrigación sanguínea.

Siendo las arritmias las lesiones cardiacas más comunes, que hacen que los latidos del corazón pierden sincronía, comenta la psiquiatra.

"En este estado, el...

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