'Si tengo que morir en la línea de fuego, lo hago'

CIUDAD DE MÉXICO, mayo 10 (EL UNIVERSAL).- "Si yo todos los días salgo a la vía pública con temor a desempeñar mi trabajo, no me sentiría segura. Este es mi trabajo y lo amo, y si tengo que morir en la línea de fuego, lo hago". Luz Areli Negrete, de 47 años, ha vestido la mitad de su vida con chaleco antibalas y portado un arma a la cintura. Ella no sólo es policía, es directora en la Unidad de Protección Ciudadana de Tepepan, en Xochimilco. Pero antes de explicar que tiene bajo su cargo a 147 uniformados, en su mayoría hombres, Luz Areli se presenta como mamá soltera, "madre de dos señoritas".

Luz platicó con EL UNIVERSAL sobre su trabajo, se presentó con un uniforme oscuro con bordados en dorado y con un maquillaje en tonos dorados que destaca sus pestañas largas. Cuenta que hace dos décadas, cuando ingresó a la Secretaría de Seguridad Pública, estudiaba la preparatoria y una de sus hijas era menor de edad. En ese entonces su marido y ella se organizaban para cuidarla, pero al tiempo se divorciaron y ella se organizó para ser madre soltera, policía y estudiante.

Con los años, su hija menor, quien nació pocos años después, la acompañó a sus convivios con otras policías, lo que provocó en su hija un amor por la carrera policial, pero también eso les enseñó que el trabajo de Luz las impulsó para realizar sus carreras universitarias.

Ahora "ellas valoran y saben mi trabajo, porque la chiquita siempre ha estado cerca de mí en la institución, ha sido criada en el medio policial... lo respeta y quiere ser policía".

Sin embargo, Luz tiene uno de los trabajos más peligrosos y sabe que un día podría no regresar a casa. En la delegación Xochimilco, donde patrulla, el delito que más sufren los pobladores es el robo a transeúnte y es común que ellos mismos detengan a los delincuentes y estos intenten lincharlos. En todos estos casos, ella ordena qué hacer, cómo salvar la vida de un presunto asaltante, y aunque confiesa que nunca ha disparado un arma, de ser necesario lo hará, ya que "el peligro inminente es todos los días y mis hijas están preparadas y capacitadas para saber qué hacer en caso de mi ausencia".

Luz dice que tiene dos hogares: con sus dos hijas y con la policía. Cuando está con su familia vigila lo que pasa en las calles de Xochimilco a distancia, y cuando está con otros uniformados habla constantemente a su casa para saber cómo están sus dos pequeñas hijas.

Pero también los policías a su cargo se han vuelto cercanos, no sólo atienden...

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