Morelos: Votos y balas

Morelos ha vivido dos alternancias (del PRI al PAN, en 2000, y del PAN al PRD, en 2012), empujadas ambas por el cansancio social y el desgaste de gobiernos que fracasaron frente al crimen organizado, la violencia y el secuestro.

Desde 1997, la penetración del narcotráfico en las estructuras de gobierno ha estado en medio de la pugna política. En ese año, el PRD acusó al entonces gobernador priista, Jorge Carrillo Olea, de estar vinculado con el narcotráfico, luego de que el jefe del grupo antisecuestros del estado fuera detenido al arrojar un cadáver en una carretera en Veracruz. Posteriormente se dio a conocer que el procurador de justicia y el jefe de la policía judicial también estaban vinculados con la delincuencia organizada. Carrillo Olea renunció en 1998, tras una iniciativa de juicio en su contra.

En 1997, el PAN ganó la alcaldía de Cuernavaca postulando al empresario Sergio Estrada Cajigal, con lo que arrancó el proceso de alternancia en el estado, que culminó en 2000 con la victoria del mismo personaje en las elecciones de gobernador.

Pero el primer gobernador de la alternancia también fue señalado por estar involucrado con el crimen. Dos de sus jefes policiacos fueron separados de sus cargos por proteger a narcotraficantes, e incluso se mencionó que el gobernador mantuvo una relación sentimental con la hija de José Esparragosa Moreno El Azul.

A pesar de estas acusaciones, el PAN refrendó la gubernatura en 2006, con Marco Adame, quien vivió la misma situación de sus antecesores: a mitad de sexenio, en mayo de 2009, anunció la salida de su secretario de Seguridad Pública y su procurador de Justicia, pues la PGR los investigaba por proteger al cártel de los Beltrán Leyva. En diciembre de ese año, Arturo Beltrán Leyva fue abatido por la Marina, en un lujoso condominio en Cuernavaca.

Casi dos años después, en marzo de 2011, el hijo del poeta Javier Sicilia apareció muerto junto con seis personas más en Temixco, lo que detonó el surgimiento del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.

En ese contexto, el perredista Graco Ramírez consumó la segunda alternancia en 2012, pero su administración tampoco ha podido frenar al crimen, a pesar de algunas medidas como la implementación del mando único.

Estas elecciones en Morelos prefigurarán el mapa político de cara a una nueva batalla por la gubernatura en 2018, en las que el PRI tratará de reconquistar la plaza.

La contienda actual tiene un foco de atención en Cuernavaca, donde el PRI...

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