Montreal: Sus dos caras

AutorAlhelí Lara

REFORMA / Enviada

MONTREAL, Canadá.- Para sorpresa de los visitantes, Montreal es una ciudad con "vidas paralelas". Sus habitantes viven en dos ciudades que ofrecen, por un lado, el paisaje del otoño con el marco de un urbanismo ejemplar y, por el otro, la artificialidad de la luz neón, los enormes pasillos, las tiendas y los accesos a cientos de edificios para resguardar a sus habitantes del frío que se aproxima.

En el ambivalente Montreal conviven más de 3 millones de personas. Se estima que más de 80 grupos étnicos han emigrado a esta tierra, maravillados por las oportunidades de empleo, desarrollo y calidad de vida; tal es el caso de los 165 mil italianos que se apoderaron de RiviÅre-des-prairies y Saint Léonard, o de los 50 mil griegos que viven en Saint Laurent y Ahuntsic. La diversidad imprime un sello multicultural a Montreal y la hace más atractiva.

Una ciudad a la vista de todos

Al bajar del avión que lleva de la Ciudad de México a Montreal es imposible mantenerse ajeno a la hospitalidad de los canadienses. "¿En qué le puedo servir? ¿Ya conoce Montreal? ¿Ha venido antes?". A cada paso, en cada sitio, se preocupan por la impresión que se genera en el visitante.

A decir de Sophie Desbiens, vocera de eventos como el Festival Montreal y Les Franco Foles, tanto turistas como residentes buscan cualquier oportunidad para visitar museos, tomar café a orillas del Río San Lorenzo, caminar por las bien diseñadas calles o poner a prueba la suerte en los casinos.

"Los montrealeses tienen un ritmo de vida muy especial, diferente al resto de los canadienses; por ejemplo, contamos con el número más alto de bailarines de tango y centros de baile. Montreal es la capital del tango en Norteamérica", comenta Desbiens.

Para comenzar a empaparse de la cultura y las costumbres de la ciudad hay que iniciar el recorrido en el Viejo Montreal, sitio de pintores, de narradores, de personas dispuestas a dar a conocer su historia mientras se disfruta de 2.5 kilómetros de calles empedradas y adornadas con la romántica arquitectura de los Siglos 18 y 19.

El Museo de Antropología e Historia Pointe-à-Callière es un buen punto de partida. Aquí se relata la historia de lo que se convertiría en lo que hoy conocemos como Canadá, y de la importancia que Montreal ha jugado en la formación del país.

El siguiente punto a visitar es la Basílica de Notre Dame, cuyo estilo neogótico y decoración interior es única en Norteamérica. Por las noches, es imprescindible el...

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