Entrevista / Carlos Monsiváis y Lorenzo Meyer / Repasan el 'ideario' tricolor

AutorFernando del Collado

Han estudiado al PRI con tal seriedad como para que se lo tomen en serio. Carlos Monsiváis y Lorenzo Meyer, escritores y estudiosos de la cosa pública nacional, se dejan invitar a la celebración de los 75 años del tricolor.

Y lo hacen con gusto. A la manera que lo han hecho los propios priistas de todos los tiempos: por su propia boca.

Cumple 75 años el PRI, ¿cómo lo debemos festejar?

Lorenzo Meyer (LM): Con el término “festejar” ya estamos empezando mal. No hay nada que festejar, quizá algo que observar. Y me adelanto a Carlos, pues sería, más bien, algo que lamentar. Pero festejar, nada. Podemos reflexionar: ¿por qué sigue vivo el PRI? Y sin embargo aquí está como el partido que tiene el mayor número de representantes en las Cámaras federales, el mayor número de Gobernadores y el mayor número de Gobierno municipales.

Carlos Monsiváis (CM): Ya que estamos en las estadísticas, tiene también la mayor carga de desprestigio histórico, tiene también la más intensa acumulación de corrupción, de soborno, represiones, asesinatos, fraudes. Tiene también la mayor acumulación de dinero conocida. Diría que desdichadamente todavía no estamos conmemorando al PRI. Todavía no estamos diciendo “existió ese partido”.

Vayamos recorriendo al PRI por los priistas mismos, que son su mejor espejo. Por ejemplo, “llegamos a balazos y no nos sacarán los votos”, decía Fidel Velázquez.

LM: Me parece muy congruente, no con los estatutos del PRI sino con la realidad del PRI. Desde luego que llegaron a balazos y desde luego que los votos les importaron un pepino desde el mismo instante de su creación.

”A mis amigos primero los encierro, luego los destierro y si terquean, los entierro”, decía Gonzalo N. Santos.

LM: También me parece una fórmula muy económica, eficaz de lo que es el PRI. El PRI siempre prefería la cooptación, la negociación...

CM: Y luego también tener una agencia funeraria para negociar también con los cadáveres.

”De lo que estoy más orgulloso es del año de 1968, porque me permitió servir y salvar al país del desorden”, se enorgulleció Gustavo Díaz Ordaz.

CM: Si hubiera sido un cínico y hubiera empleado esa frase para burlarse de los cadáveres, hubiera tenido algún sentido. Lo peor es que lo dijo con un candor histórico inconcebible. Él se sentía el padre de la patria, literalmente, entonces le parecía muy bien ese corregir y ese enseñar reprimiendo.

LM: Hay en esto un parecido que no es accidental, sobre todo después del comentario de Carlos, con la...

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