Mónica Pérez Taylor / Augurios pesimistas

AutorMónica Pérez Taylor

Al leer los editoriales en los diarios de los últimos días, en el que el recuento de todo lo negativo resulta imprescindible, queda la impresión de que México está estancado y que los mexicanos nos encontramos frente a problemas irresolubles. Los primeros tres años de Fox se perdieron en la nada: estamos igual o peor que cuando dio inicio el Gobierno del cambio. La imagen de Fox en el extranjero es la de un pato cojo y el desencanto nacional ya llegó a su máximo límite. Un Presidente deprimido y desanimado sólo puede tener un pueblo en la mismas condiciones. De aquí al precipicio y hasta las nuevas elecciones presidenciales.

Hay que emprender el nuevo año con ánimo, pero con la certeza de que se avecinan tragedias y desgracias, aunque de nada sirve sufrir y angustiarnos si ya sabemos que los problemas se agravarán y quedarán tan lejos de resolverse mientras nos paralizamos de impotencia. Sin las reformas estructurales y por muchos otros desaciertos políticos, lo que nos espera es más pobreza y desempleo y por lo tanto mayores problemas sociales, ambientales y económicos. México seguirá sobrexplotando sus recursos naturales y destruyendo su medio ambiente, México seguirá siendo una fábrica de pobres y a los 53.7 millones de mexicanos que sobreviven en diferentes niveles de pobreza, se les sumarán miles y miles más. Aumentarán los índices de delincuencia, de drogadicción y de suicidios, miles de niños abandonarán la escuela para ayudar a sus padres, otros tantos no podrán continuar con su educación superior, miles de padres abandonarán a sus familias para buscar el sustento allende la frontera. Y, obviamente, México no está preparado para enfrentar la descomposición social que se avecina ni para atender las necesidades de más de la mitad de los habitantes de un país en el que la excepción es no ser pobre.

Se perdió la oportunidad de emprender cambios de alguna trascendencia y el daño que sufrió el país es tan grande, y la sensación que queda, de tan rotundo fracaso, que hace mella en el espíritu y hace presagiar lo peor. No habrá ningún avance en los tres años que le quedan a Fox, sino estancamiento económico, retroceso y agravamiento de todos los problemas.

México pierde, pero aprende, dolorosamente, mientras nos hacemos más pobres. La gente lo nota y se asombra de ver cada vez más pordioseros en las esquinas, en los puentes, en las iglesias. Más ancianos enfermos...

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