Mónica, Eduardo y Penélope... Cada quien su Cruz
| Autor | Raymundo Zamarripa |
Fotos: Miguel Larrauri
Cuando el talento corre en la sangre no es extraño que alcance todas las ramas de una familia. Por esta razón, Penélope, Mónica y Eduardo comparten algo más que el apellido Cruz.
La pasión por el arte y una energía incansable para realizar su trabajo han llevado a esta triada de hermanos a disfrutar del éxito y la fama, sin que por ello despeguen los pies de la tierra.
CON EL ARTE EN LAS VENAS
Sería la fuerza del destino o una cuestión genética, pero a los hermanos Cruz el llamado del arte les llegó y muy fuerte.
Eduardo, el más pequeño de los tres, dio señales de su talento musical desde muy corta edad. Una influencia en sus inicios fue Nacho Cano.
"Empecé a tocar porque siempre oía a Nacho. Hubo una época en que oía a Mecano y otros grupos. Empecé a estudiar música y luego empecé a tocar la guitarra", comenta Eduardo.
El siguiente paso fueron sus primeras composiciones.
"Cuando empiezas a componer canciones, ya piensas que esto lleva a algo más; que no es como un juego", agrega.
No sólo se trataba de tocar la guitarra de repente; para Edu, como lo llaman sus hermanas, la música se convirtió en "un rollo espiritual".
Al principio, explica el intérprete, las canciones salían, pero él no podía explicarse de dónde venían. Trabajaba en un pequeño estudio que tenía y así fue como todo comenzó.
Hoy en día, Eduardo puede decir que sus temas hablan de las experiencias que vive, de cómo las siente y cómo consigue expresarlas.
"Las melodías van saliendo por situaciones que has vivido, por cosas que te afectan o que te gustan y que al final salen en la canción. Es como si vinieran de otro mundo, como un regalo", afirma.
Penélope, la hermana mayor y quien es reconocida por su trabajo en la pantalla grande, se vale de la música para entrar en sus personajes e imprimir el dramatismo que le exige cada escena en los días de rodaje.
Para la nominada al Óscar como Mejor Actriz por su papel de Raimunda en la cinta Volver, de Pedro Almodóvar, la música es el arte más poderoso de todos; incluso más que el cine o la literatura porque, según explica, va directo al corazón.
En este sentido, las composiciones de su hermano han sido de gran ayuda para realizar su propio trabajo.
"Hay muchísimas canciones de él que yo he utilizado para prepararme", explica Pé.
Para una escena de Volver, en la que Raimunda encuentra a su madre (personaje interpretado por Carmen Maura) debajo de la cama, Penélope utilizó una canción que Eduardo escribió sobre una niña que pierde a su madre.
"Era la canción que me llevaba directamente a ese estado", asegura la musa de Almodóvar y, ahora también, de Woody Allen.
Ese tema no está en Cosas que Contar, el disco que su hermano promueve actualmente.
"Yo tengo como 40 canciones más de él", dice Penélope. Ésa, naturalmente, es una de las ventajas de ser hermana del compositor.
Y si de cuestiones de ritmo se trata, para Mónica, el sandwich de la familia, la idea de ser bailarina la tuvo muy clara desde que era niña.
"Desde pequeña sabía que quería bailar", afirma Mónica.
Sin embargo, quizá en su infancia no imaginó que el baile es una disciplina que requiere fuerza y constancia.
Ahora, además de ser una bailarina consagrada y de haber dado el salto a la actuación y al canto, puede afirmar con seguridad que hay que aprender y trabajar mucho.
"Hay que encerrarse en un estudio miles de horas y de años para poder conseguir los objetivos".
Y precisa: "Tú puedes tener un sueño, pero no estar en tu casa haciendo 'zapping' en la tele pensando que así te va a llegar.
"Todo tiene un sacrificio y tú puedes tener las ilusiones. Se te puede dar mejor o peor, pero hay que trabajar muy duro", argumenta.
EL NIÑO DEL TECLADO
Aparte del talento, el empeño incansable de los Cruz ha sido en gran medida la clave de su éxito, pero para Penélope y Mónica existe también un lado "misterioso", que se manifiesta en su hermano menor.
"Edu, con 5 ó 6 años...
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