Mónica Benítez: Adiós a la reina de la plata

AutorFernando Toledo

Era entusiasta, intrépida e impulsiva. Dedicó su vida a promover la plata mexicana en todo el planeta desde su Centro de Información de Peñoles, creó eventos que aún se recuerdan por su espectacularidad e impulsó a grandes diseñadores como Daniel Espinosa, Dalia Pascal, Tanya Moss, Mauricio Serrano y muchos más.

Se trata de Mónica Benítez, quien falleció esta semana y que, con varias iniciativas, logró que los apasionados de la joyería esperaran su evento de tendencias año con año, y llevó a creadores mexicanos a diversos foros de talla global.

"Mónica inició su carrera como compradora de ropa en varias tiendas, pues era amante de la moda. Esto la llevó a aprender sobre todo de textiles, experiencia que usó luego en Christian Dior y El Palacio de Hierro, y para 1991 empezó a trabajar en Lycra", dice Estela Díaz, su asistente y mano derecha por muchos años.

Posteriormente, siempre inquieta, Mónica entró a Grupo Kaltex, donde ocupó el puesto de Directora de Mercadotecnia para sus productos de tejido de punto.

Pero su gran realización se da en el 2000, cuando llega al sector minero, precisamente a Peñoles, donde funda el primer Centro de Información de Moda para Joyería (CIMJ); éste sitio es único en su género, y desde ahí, con su inventiva, ella creaba tendencias y conceptos para la plata nacional.

"Me encanta rescatar este metal tan nuestro, tan noble y tan versátil que nos colocó en el mundo en épocas pasadas y al cual debemos querer y apoyar", afirmaba Mónica en entrevista con este diario en el 2005, cuando se llevó a cabo un concurso en conjunto para consolidar a nuevas promesas de la joyería.

Egresada de la Universidad del Tepeyac, conferencista destacada y la participante más entusiasta del Fashion Group, Mónica también fue consejera de la sección Moda en dos ocasiones y consultora para varias publicaciones especializadas en el tema.

Además, se daba tiempo para dar clases en la escuela de Jannette Klein y viajó a las ferias más importantes, como la de Vicenza, en Italia, que era una de sus favoritas.

"Era una guerrera, una mujer determinada a hacer que la plata triunfara en el extranjero; se dedicó a promover nuevos talentos y también a los ya consolidados", afirma Klein, quien fue su amiga.

Con una sonrisa y el buen humor que conservó siempre, a pesar de estar enferma desde hace ya varios años, Mónica se mantuvo activa hasta días antes de su fallecimiento. Ella repetía una frase: "La muerte me hace los mandados...". .

Y así parece ser...

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