La monarquía, una constante

AutorSilvia Isabel Gámez

"El viejo trono de los Aztecas te espera a ti, oh Maximiliano", se leía en uno de los arcos triunfales que recibieron al emperador austriaco el 12 de junio de 1864 en la Ciudad de México.

La frialdad de la recepción en Veracruz contrastó con su apoteósica entrada a la capital, donde los balcones que estaban en el trayecto de la pareja imperial, Maximiliano y Carlota, escribe la historiadora Patricia Galeana, llegaron a alquilarse en 500 pesos.

"La Ciudad de México ahora es liberal, pero entonces era muy conservadora", explica en entrevista. "Pensaban que Maximiliano salvaría a México del caos, y esperaban que derogara las leyes liberales de la República juarista".

En La fascinación por el Imperio, Galeana narra cómo la idea de la monarquía fue una constante en la historia del País, que surgía con mayor fuerza en cada crisis de la República.

"La línea de la jerarquía eclesiástica", señala, "era combatir a la Constitución de 1857 y a los liberales, y recibir a los franceses como salvadores de la religión".

Los conservadores cometieron el error de acudir con Napoleón III, sin pensar que era un revolucionario, un rey orgulloso de su estirpe liberal. Se quedaron con la idea de que los apoyaría, pero eso no estaba en sus planes.

"Ese pequeño grupúsculo (de monarquistas), a Napoleón lo tenía sin cuidado", afirma Galeana. En los acuerdos secretos adjuntos a los tratados de Miramar, Maximiliano se comprometió a practicar una política liberal, lo que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR