Mónaco: El pequeño reino de los grandes escándalos

AutorSandra Rodríguez

El Príncipe Rainiero III de Mónaco es el monarca europeo que más años ha pasado en el trono. En todo este tiempo, destacó por su popularidad.

Ahora que ha estado agonizando por al deterioro de su corazón, sus pulmones y sus riñones, recibió desde el Vaticano una bendición papal. Y, quizá más significativamente, unos 400 fieles oraron por él durante la Misa de Pascua en la Catedral de Mónaco.

MODERNIZÓ MÓNACO

Rainiero, nacido en 1923, ascendió al trono tras la muerte de su abuelo en 1949, pues su madre, la Princesa Carlota, había abdicado a su favor.

Una vez que quedó al frente de Mónaco, decidió modernizarlo. En 1962 promulgó una nueva Constitución. Desde entonces, compartió el poder legislativo con una asamblea elegida por sufragio directo.

También aumentó el territorio de su principado al reclamar tierras y comisionar obras de construcción hacia el mar.

Instituyó premios literarios y de composición musical. Además, fundó el prestigiado Festival Internacional del Circo en 1974.

En años recientes, atrajo nuevos inversionistas y negocios a Mónaco para que los ingresos ya no provinieran principalmente de los casinos.

Uno de sus sueños era que su principado tuviera lazos más fuertes con el resto del continente europeo. Por eso, en el 2004, insistió en adherir Mónaco al Consejo de Europa, organización que busca defender los derechos humanos.

BODA DE PELÍCULA

A pesar de sus logros, por lo que más llamó la atención el Príncipe fue por casarse con la actriz estadounidense Grace Kelly.

Ella visitó Mónaco para filmar Atrapar a Un Ladrón, el clásico de Alfred Hitchcock.

Ya había tenido mucho éxito desde que estelarizó A la Hora Señalada al lado de Gary Cooper en 1952, y había recibido una nominación al Óscar por Mogambo, de 1953. Un año después figuró en La Angustia de Vivir y nuevamente fue reconocida por la Academia.

Sin embargo, no dudó en dejar su carrera para casarse en 1956, tras un cortejo vertiginoso, con el Príncipe Rainiero.

Algunos biógrafos creen que fue un matrimonio por conveniencia. Rainiero necesitaba una esposa, porque sin un heredero al trono tras su muerte, Mónaco habría vuelto a ser parte de Francia.

Además, al desposar a Grace, famosa por su belleza y elegancia, recibiría una dote de 2 millones de dólares.

Quizá por esto pasó por alto que ella hubiera tenido romances con personajes famosos, como el diseñador Oleg Cassini y el cantante Bing Crosby.

Sea como sea, Hollywood no podría haber planeado un mejor guión: la bella rubia...

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