Momentos clave de Alfonso Cuarón

MÉXICO, D.F., marzo 3 (EL UNIVERSAL).- Nació en la ciudad de México en 1961, tiene tres hermanos, uno mayor.

De niño jugaba a los soldaditos, ahí se dio cuenta que una historia tenía principio, desarrollo y final.

Un día que salió de la escuela se encontró una estrella, de ésas que se pegan en la frente. Se la puso y cuando llegó a casa, su mamá lo trató bien. Ahí se dio cuenta, dice Alfonso, que los reconocimientos servían de algo.

Gustaba asistir a los extintos cines Gloria y Estadio; engañaba a su mamá diciendo que haría un trabajo escolar y se iba directamente a la taquilla.

Su primera cámara la tuvo a los 11 años. Más grande, sus vecinos en una colonia del sur del DF lo veían mal, porque traía cabello largo y look hippie.

Cuando iba a restaurantes gustaba pedir platillos exóticos, recuerda su hermano, el escritor Carlos Cuarón. Podía pedir cerebro de mono como sopa, ante la sorpresa de todos.

En una ocasión, estando en filosofía, olvidó sus chanclas en el salón. "Tuvo que regresarse para recogerlas".

Ingresó al CUEC y ahí conoció a Luis Estrada ("El infierno") y Emmanuel Lubezki "El Chivo", que a la postre sería su compañero de fórmula en la dirección de fotografía en varias de sus cintas.

"Era una persona al que se le veía mucho talento y deseaba ser transgresor del cine", narra Alfredo Joskowicz, uno de sus profesores.

Con Luis Estrada realizó el corto "Vengeance is mine", para el CUEC, por el que fue presuntamente expulsado de la escuela. "Era un trabajo en inglés", recuerda Estrada, "si algo tiene es que es alguien muy profesional y además, con buenas ideas, aunque rompan cosas".

En días escolares "El Chivo" Lubezki solía quejarse porque cada vez que Alfonso Cuarón aparecía en una fiesta se llevaba a la chica más guapa.

De eso sabe bien el cineasta José Luis García Agraz, quien tuvo como asistente a Alfonso durante el rodaje de "Nocaut". "Puede haber mil maneras de hacer una toma, pero él siempre sabe cuál es la mejor", reconoce.

La frase que aprendió Cuarón durante sus trabajos iniciales en cine, fue "el que sabe obedecer, sabe mandar". Y cada que lo aceptaban en un trabajo, lo aplicaba. Así fue el que traía los cafés durante los primeros días de rodaje de "Desaparecido", de Costa Gavras.

Trabajó como director en la serie de terror y suspenso "La hora marcada".

"Sólo con tu pareja", su ópera prima, la escribió durante tres meses. Aprovecharon el Mundial de Futbol de Italia 90 y una decepción amorosa para darle fin a esta cinta...

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