Moisés Naim / El antiamericanismo 'light'

AutorMoisés Naim

Curiosamente, tanto los que adoptan la versión "ligera" como los líderes del gobierno estadounidense comparten una ilusión: el antiamericanismo que no llega al terrorismo es inofensivo.

Los ligeros dirán que no tienen nada contra ese país, pero rechazan sus políticas, y aducen con razón que criticar al gobierno de la superpotencia es necesario y saludable.

Es verdad que la crítica es sana y necesaria, y que el rechazo mundial contra las iniciativas estadounidenses quizás ayudará a limitar los excesos unilaterales, los errores y la doble moral de un Gobierno, cuyas decisiones tienen consecuencias mundiales, a pesar de que a veces son tomadas sólo con miras a satisfacer necesidades políticas muy parroquiales.

Pero se equivocan quienes suponen que el antiamericanismo automático, instantáneo o generalizado no tiene costo para los Estados Unidos, e incluso a veces para el resto del mundo, por más que no se exprese a través de ataques terroristas.

El fracaso de la reciente reunión de Cancún, por ejemplo, que impidió que se avanzara siquiera en definir una agenda para negociar reformas -que por más pálidas o lentas que fuesen hubieran beneficiado a los países más pobres-, tuvo muchos responsables, incluyendo a las Estados Unidos.

Pero fue la postura de ese país en Iraq y la fuerte reacción antiamericana lo que más influyó en el ánimo de las delegaciones. Lo que sucedió en Bagdad influyó más las negociaciones comerciales que lo que sucedía en Cancún.

El antiamericanismo fue tan importante como el proteccionismo en definir el resultado de Cancún. Y las consecuencias de eso las pagamos todos, no sólo los estadounidenses.

Quienes adoptan y difunden el antiamericanismo ligero -aunque compartan los principios y valores que sostiene Estados Unidos- debilitan su capacidad para defender tales principios en el mundo. Después de todo, la influencia internacional requiere poder, pero también legitimidad. Esa legitimidad se deriva de la aceptación de otros.

La legitimidad internacional de Estados Unidos ha sido minada por el estilo de George W. Bush y su propensión a actuar unilateralmente. Pero las acciones de Bush como las de Clinton son frecuentemente interpretadas por buena parte del mundo, a través de profundos resquemores preexistentes acerca de Estados Unidos, cuya influencia existe mucho antes de la presidencia de Bush o la de Clinton.

El rechazo automático de las acciones internacionales de Estados Unidos, enraizado en el antiamericanismo ligero...

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