Travesías/ De todos modos... lápiz te llamas

AutorBlanca Ruiz

Con un pequeño pedazo de madera entre los dedos, Eduardo Mata inició el embeleso que continuó con su batuta: "Y mi voz que madura... y mi voz que madura...y mi voz quemadura"...

El compositor dejó el testimonio de la recreación del "Nocturno", de Xavier Villaurrutia, con un instrumento utilizado por miles y miles de personas: el lápiz.

Lápiz grafito, lápiz negro, carboncillo, lapislázuli, lápices de colores, de todos modos lápiz te llamas y en las manos corres presuroso, para crear un rostro, un paisaje, un poema, una casa, el mundo.

El lápiz, esa barrita de grafito resguardada en un prisma de madera, tan añeja y servicial, con su gorro de goma en la cabeza, y su punta siempre afilada, recibe un merecido homenaje por todo lo que nos ha dado y por todo lo que nos espera.

"...Ariete listo para combatir", dice el poeta Raúl Renán, astil preparado para las batallas de la escritura, entregado a vestir con historias las hojas desnudas.

José Luis Cuevas cuenta que nació en una casona donde antiguamente se fabricaban los lápices y decidió preparar, junto con su esposa Bertha este "Homenaje al lápiz", en el museo que lleva su nombre.

El equipo curatorial del recinto reunió las obras de 243 creadores procedentes de 19 países de América Latina, que fueron distribuídas en casi todas las salas del museo.

En torno a La Giganta hay dibujos, planos, cartones, partituras, poemas, diseños, cartas, guiones, retratos, códices...con una diversidad de soportes y formatos.

Alli surge el autorretrato de Francisco Toledo con su greña y sus huaraches; el alfabeto de Pedro Friedeberg, las partituras de Silvestre Revueltas, Carlos Chávez y entre otras joyas musicales, el cuaderno del maestro Julián Carrillo, de 1875.

Allí...

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