Modernizan el narco

REFORMA / Staff

BOGOTÁ.- El abatimiento del jefe del poderoso Cártel de Medellín, Pablo Escobar, a manos de un cuerpo élite de la Policía y el Ejército el 2 de diciembre de 1993, marcó el comienzo del declive de los grandes capos y cárteles de la droga en Colombia.

Aunque los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, jefes del Cártel de Cali, habían optado por una estrategia más discreta para permear las altas esferas de la sociedad y el Estado, basada en una amplia red de empresas fachada, ambos cayeron tras las rejas entre junio y agosto de 1995, también a manos del Bloque de Búsqueda.

Los Rodríguez Orejuela, a diferencia de Escobar y sus métodos sanguinarios, habían entendido que la clave del negocio estaba en reinvertir las ganancias y se preocuparon más por ser aceptados socialmente, con fuertes inversiones en la economía.

La infiltración del Cártel de Cali llegó a niveles presidenciales. En la campaña del candidato liberal Ernesto Samper, de cara a los comicios de 1994 en los que resultó electo, el Cártel habría inyectado hasta 5 millones de dólares, en un escándalo conocido como el Proceso 8 mil, que se archivó con la absolución del Presidente Samper en el Congreso.

El negocio se atomiza

Tras el desmantelamiento de los grandes cárteles de Medellín y Cali, el negocio se atomizó y dio paso a cárteles emergentes o "baby cartels", que encarnan la llamada cuarta generación del narcotráfico en Colombia.

El aprendizaje y el constante asedio de las autoridades llevó a los narcos a adoptar un perfil más bajo y a compartimentar el negocio, con un enfoque empresarial y un alto grado de especialización: si un eslabón de la cadena se rompía, los otros quedaban intactos; práctica que los ha vuelto más difíciles de detectar.

"Como ha pasado en otras partes del mundo, cuando el Estado ha enfrentado con fuerza al crimen organizado, éste se ha adaptado a las nuevas circunstancias", expuso a REFORMA el italiano Sandro Calvani, director en Colombia de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

"Adoptan un perfil mucho más bajo, hay una fuerte fragmentación del negocio, para minimizar las pérdidas: si un eslabón se pierde, hay poco daño al resto de la cadena porque los demás ni se conocen. Ya no existe un árbol del narcotráfico, sino ramas muy pequeñas", ilustró.

Los eslabones pueden especializarse en el acopio de la base de coca, en su traslado a los centros de producción (laboratorios clandestinos), en el suministro de...

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