Chilang Balam / Moctezuma le dijo ambicioso a Fox, y Fox le dijo berrinchudo a Esteban. Me cai que los voy a acusar con la miss

Por más chistoso que sea el caos, por más risa que nos causen los desmanes, siempre llegan las tragedias pa dejarnos mudos aunque sea un mugre segundo. Ya ven toda la desgracia que están viviendo allá en Colombia por culpa de los temblores, que acá conocemos bien de cerca. ¡Pobres carnales! Están viviendo esa pesadilla que nos turnamos cada que no hay salida. Aparte de esos dolores mundiales, también hacen de las suyas los infiernos particulares. Nunca faltan esos dolores que se cargan sobre alguien que no la debe. Eso le acaba de pasar a un chavito nadador, a un atleta mexicano que a lo mejor contrajo la muerte por la mala pata de haber nacido aquí. Sin llegar a veinteañero, se ahogó a la hora de su entrenamiento en el vetusto y cascado CDOM. Sus compañeros se dieron color del contlapache cuando ya su cuerpo ni se movía en el fondo de la alberca. En friega se aventaron por él y corrieron por un doctor hasta el servicio médico donde ni el doctor estaba. Entre una enfermera y los coequiperos le hicieron la lucha de revivirlo, pero tan ya no estaba que la pandilla desesperada terminó llevándolo a la Cruz Roja de Polanco. Nada se pudo hacer por el que ya llegó más que cadáver. Las fregaderas se van juntando hasta que sin avisar estallan. A la hora de la autopsia, salió clarito que Omar padecía una falla en el corazón. Una falla tan descarada, que se hubiera detectado con una exploración vulgar. Siendo el muchacho un seleccionado nacional, ¿no era pa que la CONADE ó el COM, le hubieran practicado desde endenantes algunos chequeos de rigor? O si fue sometido a exámenes ¿Qué fregado médico los practica? Otra: ¿Por qué diantres nadie avisó que el Comité Olímpico Mexicano tiene un pulguiento convenio firmado con el Hospital Militar, que queda cruzando la trinche calle? ¿No se hacen esos acuerdos pa que las de malas no lleguen a velorios? Lo canijo es que hubo que colgar unos tenis, pa que ya todos se den por enterados. Y la última: Para nadie es un secreto las carencias...

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