Mochilazo en el tiempo

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 21 de septiembre)Los orígenes del Palacio Legislativo de San LázaroSusana Colin y Elisa Villa

EL UNIVERSALCerca de la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente, mejor conocida como la TAPO, alguna vez descansaron los trenes de la estación San Lázaro, justo frente al barrio de La Candelaria de los Patos.

Ahí, entre 1979 y 1981, se erigió un palacio de tezontle, madera y cantera de 15 hectáreas y 150 mil metros cuadrados de construcción: el Palacio Legislativo de San Lázaro.

El proyecto del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, en sus propias palabras, buscaba ser detonador del desarrollo urbano en la zona; sin embargo, no se logró. Su monumentalidad aún contrasta con las sencillas casas y unidades habitacionales que le rodean.

Esta historia comenzó a finales de los años 70 cuando los diputados sesionaban en el cruce de las calles Donceles y Allende, en el edificio que hoy alberga al Congreso de la Ciudad de México.

EL UNIVERSAL reportó en agosto de 1979 que el espacio de la entonces Cámara de Diputados era insuficiente: la reforma política de 1977 había incrementado el número de legisladores.

No era la primera vez que se intentaba construir un recinto para el Congreso de la Unión: durante el Porfiriato se comenzó un proyecto arquitectónico en línea directa a Palacio Nacional, siguiendo la calle de Madero y luego Juárez, según el libro "35 aniversario. Palacio Legislativo de San Lázaro".

La Revolución interrumpió su construcción, inspirada en el Capitolio de Washington, la cual se retomó años más tarde para convertirla en el actual Monumento a la Revolución.

El nuevo proyecto de los años 70 también se ubicó en línea recta al Palacio Nacional, pero hacia el oriente, a través de Corregidora. Los terrenos elegidos fueron por casi 100 años los patios de maniobras de la estación del Ferrocarril Interoceánico San Lázaro.

Para ese entonces el área era un espacio ocupado por viviendas de madera y lámina donde residían extrabajadores del ferrocarril.

"Sobre esta tierra que olía a tren, sobre esta tierra con pedazos de vías por todas partes, desde donde se veía la Torre Latinoamericana, los hombres trabajan a destajo", se escribió en El Gran Diario de México la Nochebuena de 1979.

Así, mientras los ferrocarrileros despedían con tristeza los terrenos que por muchos años fueron sus áreas de trabajo los legisladores cerraban las puertas de la antigua Cámara de Diputados en una sesión poco...

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