Mochilazo en el tiempo

El cementerio sobre el que los niños jueganEL UNIVERSALEl paso del tiempo trae consigo una infinidad de cambios, algunos de ellos son casi imperceptibles porque van con la transformación misma de las cosas, otros son tan notorios que dejan cicatrices imposibles de ignorar; sin embargo, también existen aquellos que desconocemos ya que no hay nada que lo mencione o que sea testigo de su existencia.

Tal fue el caso del pueblo de La Piedad, cuyos orígenes se remontan a tiempos prehispánicos con el islote que llevaba el nombre de Ahuehuetlán. La zona fue bautizada como "La Piedad" después de la llegada de la orden religiosa de los dominicos, quienes abrieron su convento en 1535 cerca de las actuales Calzada del Obrero Mundial y Avenida Cuauhtémoc.

El Templo de Nuestra Señora de La Piedad fue abierto al culto en 1652 y se encontraba justo al lado del convento dominico. Por su cercanía con lo que en aquél entonces era considerado como la Ciudad de México -el primer cuadro y sus alrededores-, rápidamente se convirtió en un importante centro de peregrinación en la época colonial debido al fervor que la población le tenía al templo y a su patrona.

Los cronistas Guillermo Tovar y de Teresa y Héctor de Mauleón, se sumergieron en la historia para poder encontrar testimonios que describieran el interior del templo, que para los años veinte del siglo pasado ya había caído en abandono y parte de sus inmediaciones eran utilizadas como cuartel primero militar y luego de policía. "Este templo encerró valiosas joyas, destruidas por la fobia y por la incuria de esta época incomprensiva, insustancial", sentenció Tovar y de Teresa tras la demolición total del templo en los años cuarenta.

"El interior fue tomado por Guillermo Kahlo y también el Doctor Atl lo incluyó en la obra "Iglesias de México", lo cual significa que su importancia artística era ya reconocida. Sin embargo, desapareció el edificio y sus retablos fueron trasladados al templo de Churubusco. Del paradero del retablo principal no he obtenido notica alguna", escribió Tovar y de Teresa en su libro "La Ciudad de los Palacios - Crónica de un patrimonio perdido".

Por su parte, Héctor de Mauleón dijo que desde hace 500 años sólo habían existido dos edificios -ahora tres- en la esquina de Avenida Cuauhtémoc y calzada del Obrero Mundial: el Templo de Nuestra Señora de La Piedad y la Octava Delegación de Policía.

"Según Manuel Rivera Cambas, en aquél tiempo existieron ocho altares con obras de Cabrera y Velázquez. Alfonso Toro relata que (...) la pieza más importante era, sin embargo, la imagen de dos...

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