Mochilazo en el tiempo

La tradición familiar de ver aterrizar a los avionesHace unos cuantos años, para muchos habitantes o visitantes de la capital resultaba atractiva la idea de visitar los alrededores del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México (AIBJCM) y contemplar la llegada o salida de decenas de aeronaves, que coordinados por la torre de control, hacían una danza de alta precisión por los aires.

Hoy, con todas las medidas de seguridad y las restringidas vías de acceso que tiene el AIBJCM, la tradicional visita al aeropuerto es cada vez menos frecuente. En esta ocasión, EL UNIVERSAL hace un recorrido gráfico de cómo eran los sitios donde se congregaban decenas de familias para poder presenciar la llegada o salida de aeroplanos a nuestra capital.

Los aviones en México

A principios del siglo pasado, los cielos mexicanos conocieron por primera vez a una máquina aeronáutica, con el primer vuelo nacional efectuado por Alberto Braniff, descendiente de una familia de grandes riquezas y que estaba inmersa en la industria ferrocarrilera.

Alberto, fascinado con los también conocidos como "pájaros de metal" que vio alguna vez durante su visita a Francia, decidió que él adquiriría una aeronave y la volaría en México. Después de la odisea que significó transportarla, el avión llegó a la ciudad y tuvo se utilizó por primera vez en enero de 1910, en los terrenos que empezaban a perfilarse como sitio para la llegada de los aviones: los llanos de Balbuena -que en ese entonces estaban a las afueras de la capital-.

El acontecimiento levantó la curiosidad no sólo de los miembros "comunes" de la sociedad, sino también de la clase política y para noviembre de 1911, México marcaría al mundo al ser el primer país donde un mandatario, en este caso Francisco I. Madero, abordaría un avión y se elevaría por los aires.

Durante la época revolucionaria y después, bajo el mandato de Venustiano Carranza, Balbuena se convirtió en una zona militar, donde llegó el famoso aviador estadounidense Charles Lindbergh en 1927, a bordo del avión "El Espíritu de San Luis", máquina que había acompañado al piloto en su hazaña que le valió fama y reconocimiento internacional, el haber hecho el primer vuelo sin escalas de Nueva York a París.

Conforme pasó el tiempo, la tecnología aplicada a las aeronaves fue mejorando, lo que conllevó a que se asfaltaran las pistas con la intención de crear un aeropuerto en forma en el que tanto despegues como aterrizajes pudieran efectuarse con seguridad y control. En 1939 se inauguró el Puerto Aéreo Central de la Ciudad de México y cuatro años después, se decretó a nivel federal que sólo en este puerto estaría permitida la entrada y salida de aviones a nivel nacional e internacional.

Bajo ese nombre operó por casi tres décadas, hasta que a principios de los sesenta se le bautizó como Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Una vez más, los avances tecnológicos y el...

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