Mochilazo en el tiempo

Romita, escenario de Los Olvidados

EL UNIVERSAL

La frase ?Los olvidados? cubre la fachada de uno de los comercios que ha sobrevivido al desarrollo inmobiliario del barrio de Romita, que antes era uno de los lugares más marginados y peligrosos de la ciudad y que hoy es un punto de encuentro.

Salvador Ledesma, un tortillero de 32 años que tiene su negocio a unos pasos de la plaza de Romita, relata a EL UNIVERSAL que en su infancia la zona era muy diferente, ya que ahora hay muchos corporativos alrededor.

?Ya cambió mucho, hay corporativos, laboratorios y grandes edificios. Cambió demasiado. Había muchas unidades habitacionales y ahora sólo quedan algunas?.

Luis Buñuel dejó marcado un lado crudo y melancólico en la zona, retratando en su película Los Olvidados de 1950 pobreza, tristeza y la delincuencia de aquellos años. Varias escenas de la película se filmaron en el barrio, por ejemplo, en la plaza de Romita, donde se encuentra la capilla de Santa María de la Natividad de Aztacalco, lugar donde ?El Ojitos?, el niño indígena, es abandonado por su padre, o donde ?El Jaibo? y Pedro se reúnen con la pandilla para tomar un refresco.

Antes y después de la película de Buñuel se decía que el barrio era muy peligroso por ser el lugar predilecto de la delincuencia para esconderse entre sus callejones.

En la novela Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco se plasma lo que se decía del barrio en la primera mitad del siglo pasado: ?Romita era un pueblo aparte. Allí acecha el Hombre del costal, el gran Robachicos. Si vas a Romita, niño, te secuestran, te sacan los ojos, te cortan las manos y la lengua, te ponen a pedir caridad y el Hombre del Costal se queda con todo. De día es un mendigo; de noche un millonario elegantísimo gracias a la explotación de sus víctimas?.

La historia filmada por Luis Buñuel es recordada con un gran mural con los rostros de los protagonistas, ahí se plasman la caras del ?Jaibo?, Pedro, don Carmelo, Meche, entre otros. A un costado de la obra se encuentra la tortillería y negocio familiar de más de 50 años que logró rescatar Salvador Ledesma, vendiendo kilos y kilos de masa de maíz a los vecinos del barrio y a los obreros que trabajan en las nuevas edificaciones que serán parte de un nuevo panorama.

?Desde que llegó mi abuelo y mi padres siempre fue una zona muy tranquila, pero se sabía que algunas casas eran usadas para narcomenudeo e incluso hasta ahora?, menciona el señor Ledesma.

El pueblo o barrio de Romita tiene...

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