Mochilazo en el tiempo

Un café en la azotea de Bellas Artes

EL UNIVERSALGuadalupe Gerardo Ventura nunca cambiaría su lugar de trabajo. Laborar durante 32 años en el área de mantenimiento del mayor recinto cultural de México le ha permitido admirar las obras de los muralistas mexicanos, deleitarse con las melodías de la Orquesta Nacional de México y conocer exposiciones artísticas destacadas en el mundo. A sus 63 años, esta mujer afirma que el Palacio de Bellas Artes le ayudó a ver la vida ?desde la ventana de la cultura?.

Quizá así también lo sintió Rafael Galicia, uno de los más antiguos empleados del Palacio, pues empezó dos años antes de la inauguración y lo dejó hasta su muerte en 2012. Un hombre que trabajó cerca de 80 años en el recinto.

Aquel hombre contó, en una emisión especial del programa ?Viva la Radio? del IMER en 1993, que hubo una época en la que se hacía un espectáculo con la cortina de cristal Tiffany que tiene un millón de piezas. El paisaje que se puede ver es el de los volcanes Popocatépetl e Iztaccihuatl y corrió a cargo del pintor Gerardo Murillo, conocido como Doctor Atl.

?Cuando el teatro se inauguró, teníamos una consola que consiguió un padre de apellido Cornejo, era de Guadalajara. Nosotros dábamos unas exhibiciones con luces de colores sobre la cortina de cristal y con la música de la consola, se veía un efecto muy bonito. Porque en la cortina de cristales hacíamos un oscuro total y luego reflejábamos el amanecer poco a poquito, duraba media hora. En esa media hora pasaban nubes, la lluvia cuando estaba cayendo y la aurora hasta que amanecía. Era un espectáculo hermoso?, narró don Galicia.

En aquella grabación de 1993, el señor Galicia recordó cuando el Palacio tenía una cafetería en la azotea y él tenía que ir constantemente a recoger las sombrillas de los clientes a avenida Juárez porque la fuerza del viento se las llevaba. También narró que la cocina estaba en la parte de abajo, así que había un elevador muy pequeño, sólo para platos y tazas que subía y bajaba con bebidas o alimentos. En la actualidad, esa cafetería de la azotea que nos platicó el Sr. Galicia ya no existe. Hoy hay otra en la planta baja del recinto.

?El Palacio de Bellas Artes no es para venirse a acostar?

La señora Guadalupe Gerardo de 63 años es la encargada de vigilar que las personas no toquen los murales en el interior del recinto; además de levantar del suelo a una mujer que está cerca de un mural. A otro le llama la atención para que deje de tomar fotos con...

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