Mitos que vienen del mar

AutorRicardo Garza

Enviado

CIUDAD DEL CABO, Sudáfrica.- Desde la cúspide del Cabo de Buena Esperanza, un acantilado de 249 metros de altura que se localiza en el último extremo suroccidental de África, el océano se percibe apacible, infinito y poderoso. El susurro de las olas que rompen contra las rocas de la península y la tibia brisa matutina relajan el vértigo que produce el lugar en quien lo conquista.

Mientras los viajeros suben, por el funicular o por las escaleras, a este privilegiado mirador natural, resuenan las leyendas de los 23 naufragios que cerca de aquí acontecieron, como el del Flying Dutchman, que se hundió en 1680 y del cual, según los nativos, aún se escuchan los gritos del capitán jurando que rodeará el cabo a pesar del mal tiempo, aunque eso le demore hasta el día del juicio final. Algunos comentan que, incluso, han visto al navío aparecer en el horizonte.

Otra historia es la de Adamstor, un ser mitológico capaz de controlar la fuerza de la naturaleza y que protegió a los marineros portugueses que surcaron estas aguas.

Pero el mayor mito del Cabo es el que lo señala como punto donde se funden los océanos Atlántico e Índico, aunque para los hidrógrafos esto sucede en el Cabo Agulhus, a más de 100 kilómetros de distancia. Lo único que aquí choca es la helada corriente Benguela con el cálido torrente Agulhus.

Un faro construido a mediados del siglo 19 domina la cúspide de este despeñadero, bautizado como De Buena Esperanza por el Rey Juan II de Portugal, debido a que era la puerta hacia una nueva ruta marítima entre la India y el este.

En tierra firme

Cuando los ojos se sacian de perderse entre los azules del mar y del cielo y voltean hacia el continente, las maravillas de la naturaleza son mayores: 250 clases de aves vuelan entre las montañas rocosas, más de mil especies vegetales endémicas pueblan la región, y babuinos pasean entre los pastos y flores del Parque Nacional Montaña de la Mesa, del que forma parte este Cabo, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad en 2004.

Al descender de la masa rocosa, en dirección a la playa Boulders, una...

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