Vinos/ El mito Mondavi

AutorRodolfo Gerschman

Napa Valley-CALIFORNIA.- La historia del vino durante los últimos años en Napa Valley podría describirse como un western protagonizado por italianos. La descripción, que ustedes sentirán seguramente algo afiebrada, está inspirada en los hechos, pero no descarto tampoco que sea consecuencia de dejar vagar intensamente la mente durante el largo trayecto en bus desde San José a San Francisco en medio del frío invernal de esta época. O del jogging matutino por entre antiguas casas de madera en las calles aún somnolientas de Monterey y Napa.

Pero en verdad eso es, un western spaghetti, como se le llamó al exitoso género que concibió Hollywood en los años 70. Claro que aquí el enfrentamiento es comercial, las balas son de salva, nadie muere y todos (o casi) se enriquecen gracias al vino. Happy end. Lo cual daría pie a que se le caracterice también como otra "historia americana", eterno mito eternamente contado con las deformaciones habituales de todo mito.

En este viaje llegué al centro del mito, hasta una de las bodegas que más simboliza esa saga americana; allí donde, hace ya 30 años, se aunaron creatividad y pasión para hacer realidad una idea que, como corresponde, nadie en su momento consideró realizable. Se trata de la bodega de Robert Mondavi, en Oakville, padre del vino de calidad en Estados Unidos. Así se le considera aún ahora, cuando muchas otras bodegas han florecido en esta parte de la costa oeste, hasta llegar a bordear la increíble cantidad de 700.

Mondavi volvió a nacer a los 52 años. En aquel momento era parte de una familia de viñateros californianos venidos de Italia. En 1936 ya había terminado la prohibición y América sufría de una sed homérica, obviamente exacerbada por la clandestinidad. Otros italianos, Ernst y Julio Gallo, se aprestaban a construir una enorme fortuna satisfaciendo esa sed. Era el caso también de los Mondavi, que poseían viñedos desde antes de la prohibición.

Robert era el más visionario o, si se lo quiere ver así, el más ambicioso. Después de una carrera de administración, se encerró en una biblioteca y en pocos días aprendió a hacer vino. O algo parecido. Porque un detalle interesante de aquel momento era que tanto los Gallo como los Mondavi vendían a granel a los distribuidores y estos, al momento de embotellar el vino, lo mezclaban con licores y otros menjunjes inextricables. En su entender con que fuera alcohol y barato, era suficiente.

En 1953 Mondavi producía ya dos millones y medio de cajas e iba en...

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