De misterioso encanto

AutorEmmanuel Millanes

ENVIADO

CÓRDOBA, España.- "En toda Andalucía, roca de Jaén y caracola de Cádiz, la gente habla constantemente del duende y lo descubre en cuanto sale con un instinto eficaz", escribió Federico García Lorca en la conferencia "Juego y Teoría del Duende" (1933).

La Real Academia Española, en su segunda acepción, lo define como "encanto misterioso e inefable". En Andalucía, este concepto está ligado íntimamente al mundo del flamenco, al talento de los artistas para bailar, cantar o tocar música.

Esa inspiración sobrenatural también se percibe en Córdoba.

Para descubrirla, el viajero debe recorrer con tranquilidad su Centro Histórico, donde alguna vez convergieron al mismo tiempo musulmanes, cristianos y judíos. Hoy es un sitio donde se reúnen millones de turistas sin importar su credo.

Adentrarse en sus callejones empedrados se transforma en toda una experiencia para los sentidos. Algunos son tan estrechos que, incluso hay uno conocido como la Calleja del Pañuelo porque se dice que es del mismo ancho que un pañuelo estirado en diagonal.

Si se accede al casco antiguo por la Puerta del Puente, construida en el siglo 16 y llamada así por el puente romano que atraviesa el río Guadalquivir y que conecta el Campo de la Verdad con el Barrio de la Catedral, se pueden observar manifestaciones de arte por todos lados, desde unas personas tocando la guitarra o algún caricaturista haciendo el retrato de un turista.

Justo al lado de la puerta está una de las 11 estatuas conocidas como el Triunfo de San Rafael, que adornan la urbe. Es tal devoción que existe por el Arcángel Rafael, custodio eterno de la ciudad, que éste resulta el nombre más común entre los cordobeses, afirma Saray Jurado, guía, historiadora y arqueóloga.

Luego se encuentra la parte trasera del emblema de Córdoba y la razón por la cual fue reconocida durante mucho tiempo como la capital del islam español: la Mezquita-Catedral, considerada el monumento más ostentoso de la época musulmana en Occidente y nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984.

De ahí, a unas cuantas calles, se ubica el Alcázar de los Reyes Cristianos, una fortaleza militar y palacio en la que destacan sus cuatro torres y, sobre todo, sus floridos patios con...

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