MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

San Focio es un santo del cual muy raras veces se oye hablar. No tiene fecha propia en el calendario, y por tanto no aparece en el Año Cristiano. La Leyenda Dorada no recogió su nombre, ni Butler lo menciona en su profusa hagiografía.

Vivió en Laodicea en el siglo tercero. Sus padres lo inclinaron desde niño a las devociones, que llenaron sus días infantiles. Cuando cumplió 13 años salió de su casa, pues pensó que en ella podía cometer los pecados de la gula y la pereza. Temeroso del trato con los hombres, y más con las mujeres, se metió en un pozo seco de 15 metros de profundidad. Ahí, dijo, buscaría a Dios. Su padre pagaba a un criado para que todos los días le bajara un pan y un poco de agua, lo cual era todo su alimento, y subiera en un balde...

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