MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

San Virila salió de su convento. Iba a la aldea a pedir el pan para sus pobres.

En el camino vio a un hombre y a una mujer que llevaban a sus dos hijos de la mano, un niño y una niña.

El padre de las criaturas conocía a San Virila. Sabía que era humilde y bueno.

Le pidió entonces:

-Haz un milagro que divierta a estos pequeños.

San Virila sonrió. Hizo un ademán y la senda se llenó de conejitos, ardillitas, venaditos y toda suerte de graciosos animales que hicieron saltar de gozo a los pequeños.

El hombre, agradecido, le dijo a San...

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