MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

De la noche a la mañana las flores de mi jardín florecieron por unanimidad.

Decir "de la noche a la mañana" no es caer en un lugar común. Cuando me fui a dormir no había una sola flor que pusiera una nota colorida en medio del verdor del césped. Hoy que salí fui recibido por una convención de rosas, geranios, alhelíes, belenes, hortensias, pensamientos, plumbagos...

Ningún botánico, floricultor o jardinero habrá que pueda explicarme ese milagro. Yo sé por qué ocurrió.

Tenemos mi esposa y yo en el jardín una pequeña estatua en bronce de San Francisco de Asís. Nos la regalaron nuestros hijos cuando cumplimos 40 años de casados. Es un San Francisco catoniano, dicen ellos. Sucede que en el brazo derecho del...

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