MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Hombre más socarrón que don Abundio no he conocido nunca, ni conoceré.

La historia de sus historias no tiene final. Él dice que son cosas que le inventan, mas doña Rosa, su mujer, es la primera en dar constancia de su veracidad.

La última que le conocí me la contó Pedro Yervides -así se escribe y se pronuncia en el Potrero el apellido Oyervides-. Debe ser cierto ese relato, pues el que me lo dijo fue su víctima. Dice que un diciembre le prestó 100 pesos a don Abundio. No se los liquidó el día último del año, fecha convenida para el pago. Pasaron semanas sin que cumpliera el compromiso. Cansado ya de esperar le dijo con...

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