MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

La reina Isabel no es tan reina con su corona y su cetro como doña Rosa cuando se pone el delantal en la cocina.

Las demás mujeres de la casa guardan entonces silencio respetuoso, y se limitan a mirarla como si vieran al Padre Dios en el acto de la creación. Ella entonces prepara sus guisos con maestría igual con la que Horowitz tocaba sus conciertos.

Si doña Rosa está en su cocina el lugar se vuelve territorio vedado para los varones. Dice: "El hombre en la cocina huele a caca de gallina". Añade: "Un hombre aquí es como un colchón atravesado". Y remata el despido con la frase acostumbrada: "Mucho ayuda el que no estorba".

Una de...

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