MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

No conozco hombre más socarrón que don Abundio, el del Potrero de Ábrego.

Sus hechos y sus dichos llenarían varios tomos de tomo y lomo.

Ayer me contaron de la vez que el viejo se lanzó como candidato a comisario ejidal. La elección sería reñida, pues se había postulado también Antonio Gauna, el de la tienda, que amenazó con dejar de fiarles a los que no se unieran a su campaña.

Don Abundio contraatacó con un ofrecimiento: al que votara por él le regalaría un par de zapatos.

Doña Rosa, su mujer, le dijo:

-El voto es secreto...

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