MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

En la aldea los hombres pidieron a San Virila que hiciera algún milagro. No reparaban en que cada uno de ellos era un milagro.

San Virila hizo que le trajeran una vela. Dijo en voz baja ante ella una oración y la vela se encendió. Los hombres quedaron admirados, y algunos de ellos declararon que ahora sí creerían en Dios. No reparaban en que Dios enciende el Sol todos los días.

Ya se alejaba San Virila cuando una súbita ráfaga de viento apagó la vela...

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